domingo, 27 de noviembre de 2011

"DESCUBIERTOS LOS MARCIANOS" Caso 400



Aquella noche era espectacular, Alicia y José ya habían sacado sus catalejos como todas las noches y los tenían acomodados en diferentes ángulos para escudriñar cada uno el espacio que mas le agradaba.

-No hay ni una sola nube José.

-No, Hoy la noche está bien despejada. Seguramente observaremos muchas estrellas hermosas.

-Yo no investigaré estrellas. Yo voy a observar la luna. ¡Mira que grande y redondita está!

-Si, a simple vista se observa su relieve.

-Voy a traer unos sanduches y un poco de café para aprovechar el tiempo y podamos observar lo más posible.

Alicia y José eran hermanos, desde muy pequeños sus padres les habían enseñado sobre la importancia del estudio y la investigación. En este momento los hermanos estaban solos en la terraza de la casa, pues sus padres estaban dictando una conferencia sobre el gusano cabezón de trescientas patas, en la Universidad de Cocoloco, cercana a la comarca.
Allá estaban ellos como todas las noches, con sus aparatos sobre los trípodes y como todas las noches claras, emocionados a la espera de un gran descubrimiento de un nuevo cuerpo sideral. Hacía poco quedaron boquiabiertos con aquel eclipse en dos tiempos: Tiempo para mirar y tiempo para comentar.

-Aquí está la comida.

Cada uno agarró su parte y la colocaron sobre la mesa al lado de cada catalejo, junto al enorme sillón acolchado.

-Estoy graduando hacia el cuadrante sideral del paralelo norte de Gamínedes –Decía José a su hermana- hay un racimo de cuerpos estelares hacia la derecha y poseen brillo tipo uno.

-Yo estoy apuntando al umbral Oeste de la luna. Siempre me ha llamado mucho la atención ese cráter de tan grandes dimensiones. ¿Cómo se habrá formado?

-Nuestros padres siempre nos han explicado que ellos se forman por el impacto de meteoritos y asteroides que caen en la superficie lunar, dejando esas marcas.

-A veces yo creo que alguien se puso a dibujar esas formas para que nosotros las investiguemos.

-¡Silencio! Acabo de observar el reflejo incandescente de un gránulo desprendido de un asteroide, describiendo una trayectoria semielíptica, con una estela que quintuplica el tamaño del cuerpo de origen y cae treinta y tres grados al norte, justo sobre la colina mas alta de la comarca.

-Si, yo también vi la estrella fugaz.

-¿Recuerdas cuando vimos el paso del cometa de cola zigzagueante?

-¡Claro! Si estuviste hablando de eso durante tres semanas.

-Algo dentro de mí me dice que hoy haremos un descubrimiento que marcará un hito en la historia de la comarca.

Y así entre cuentos, historias, café y sanduches estaba pasando la noche.

-Acuérdate José que mamá dijo que solo hasta las tres podremos observar el espacio. Mañana es domingo, así que podemos acostarnos un poco mas tarde.

-Si.

-¿Qué es esto?

-¿Qué cosa?

-Mira Alicia, hay algo raro en Gamínedes.

Alicia detuvo su observación y se acercó a la lente del catalejo de su hermano José.

-¡No puede ser! Otra vez me has tomado el pelo, igual que la semana pasada.

-No Alicia, mira bien.

Alicia hizo un gesto de molestia y se sentó de nuevo frente a su catalejo.

-¡Alicia! ¡Mira esto! ¡Mira!

Alicia miró a José con una mirada de obstinación y siguió mirando por su lente. Mientras José desesperadamente trataba de llamar la atención de su hermana que creía que se trataba de una broma de José.
De pronto José se quedó mudo, puso una cara enorme de asombro, se puso de pié de un solo golpe y exclamo:

-¡Existen! ¡No estamos solos!

José retrocedió poco a poco apartándose del aparato. Casi se cae al tropezar con la mesita donde estaba la taza vacía de café. Alicia volteó a mirarlo y lo vio pálido como un papel, al mismo tiempo José comenzó a  correr por la terraza y a gritar a todo pulmón:

-¡Marcianos! ¡Marcianos! ¡Existen! ¡Existen!

Alicia se puso de pié como de rayo y le dijo a José:

-¡Cállate! Vas a despertar a toda la comarca.

-¡Marcianos! ¡Marcianos! ¡Existen! ¡Existen!

Alicia, ya un poco dudosa acerca de lo que gritaba José, volvió a acercarse al catalejo de José y…

-¡Marcianos! ¡Marcianos! ¡Existen! ¡Existen!

Ahora los dos muchachos daban vueltas y gritaban sin parar por toda la terraza.
Las luces de las casas vecinas se fueron encendiendo y los curiosos se asomaban por las ventanas mirando al cielo y preguntando por dónde estaban los marcianos. Don Ruperto, un experimentado profesor de matemáticas en cálculo de más por menos dijo:

-¡A ver si dejan dormir un poco!

Doña Cleo salió a la calle con su camisón azul y exclamó:

-Si. Algo se ve por allá en el cielo.

Chucho salió por su escopeta de tapones de alta densidad y abrazando a su familia grito:

-¡Marcianos! ¡Aquí los espero! ¡Atrévanse a venir!

Alicia bajó corriendo al teléfono y llamó a sus padres:

-¿Quién es? Respondió Eberto desde el hotel, aún medio dormido. ¿Quién llama?

-Papá, José descubrió a los marcianos, tienen antenas y patas de crustáceos acanaladas y polifragmentarias con órganos encapsulados en una coraza roja de puntitos negros.

-¿Que tu hermano descubrió qué?

-Marcianos papá, yo los vi.

-¿Los viste tú?

-¡Claro que si! ¡Confirmado! ¡Son marcianos!

-Ya salimos para allá.

Mientras colgaba el teléfono Eberto miraba a través de la ventana hacia la bóveda estelar. A simple vista sola había una hermosísima luna llena y una incontable cantidad de estrellas.
Entretanto la calle del frente de la casa de Alicia y José estaba llena de gente. Unos preguntaban: ¿cuándo será el ataque?, ¿Son verdecitos?, ¿Es el fin del mundo?
Comenzaron a llegar los cuerpos de seguridad: el escuadrón canino de las narices chatas, los bomberos de azul, los guardianes de rojo y el equipo de emergencia de la cruz de cuadros. Todos muy atentos a la noticia de los marcianos. Algunos niños estaban asustados, mientras otros mas despreocupados jugaban al viejo juego de la desintegración molecular.
Ya un poco recuperado de la impresión inicial, José se puso otra vez detrás de la lente y en un cuaderno iba tomando nota de sus observaciones.
Ya la televisora de la comarca de encontraba grabando todo y la radio transmitía al mundo la noticia de la invasión marciana.

-Aquí Radio Pote y Cabuya. Un grupo de marcianos atacan la tierra en un sector de nuestro poblado. Un par de jóvenes se han dado cuenta del peligro que nos acecha y han alertado sobre un ataque inminente de la flota marciana. Gran preocupación hay en la población, dos familias han recogido todos sus enseres y han salido despavoridas a la región de las cavernas a cielo abierto buscando protección.

-¡Alicia!

-Si, José.

-¿Viste los ojotes tan grandes que tienen estos marcianos?

-Si, son horribles.

-Yo los vi cuando volaban hacia acá. Debajo de la coraza tienen un juego de alas que mueven casi a la velocidad de la luz. No sé si son amigables pero debemos prepararnos para todo.

-¿Qué es ese sonido?

Alicia se asomó por el muro de la terraza y vio al ejército y dos helicópteros que se dirigían hacia la casa.

-Son los soldados de la comarca que vienen a defendernos del ataque.

-Alicia llama a tu sabes quien y dile lo que está pasando.

-Si, ya lo hago.

Alicia bajó a la sala, tomó el teléfono y dijo:

-¿Aló? ¿Es La Pulga Siniestra?

Reconociendo la voz de inmediato gracias a su excelente memoria auditiva respondió:

-Si, Alicia. ¿Por qué llamas a esta hora?
Alicia le contó todo todito a La Pulga Siniestra…

-Ya salgo para allá.

De inmediato La Pulga Siniestra se puso su ropa de gala para recibimientos apoteósicos y salió hacia la casa de Alicia y José.
Todo era un verdadero samplegorio: sirenas, comentarios, helicópteros, perros ladrando, órdenes a los batallones, los equipos de emergencia con las camillas, gente asustada, otros mandando a dormir, la tele dando noticias por honda corta, la radio…
Cuando La Pulga Siniestra llegó al sitio se hizo un profundo silencio, solo se oía el aletear de un mosquito encerrado en el cuarto de Pablito a dos cuadras de allí. Paso a paso la gente se fue apartando y abrieron espacio a La Pulga Siniestra quien llegó hasta la puerta de la casa. Toc, Toc, Toc.
Alicia salió a abrirle la puerta y ambos entraron. Detrás de ellos se cerró nuevamente la puerta y siguió el bullicio.
La Pulga Siniestra Subió a la terraza, miró por el catalejo, se levantó y mirando a José y a Alicia dijo:

-Esto no le va a gustar a nadie.

Sacó de su traje de gala un pañuelo, lo sacudió sobre la lente del catalejo y dos mariquitas salieron volando tranquilamente y sin daño alguno.

Al Amanecer, en la prensa se narraba todo el incidente. La tele también lo decía todo. Alicia y José estaban súper apenados y extendieron públicamente disculpas a toda la comarca y pueblos vecinos. Mientras los padres de ambos jóvenes decomisaron los catalejos y les dieron de ahora en adelante un juego de química…

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado, pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.

Recuerda: “Todos los niños son buenos y siempre están seguros cuando dan una noticia”

domingo, 20 de noviembre de 2011

"LA MAQUINA DEL TIEMPO" Caso 081

La Pulga Siniestra se encontraba en su laboratorio haciendo los últimos ajustes en el sillón de partículas energizantes de traslados no espontáneos. Dio una última mirada a la fecha de caída y exclamó:

-¡Por fin! Ya he terminado, ahora me colocaré el traje de viajero y fijaré en el reloj del sillón de partículas el tiempo de partida.

La Pulga Siniestra había trabajado los últimos tres años en sus ratos libres en este proyecto ultra secreto de viajar en el tiempo. Desde muy pequeño quiso descubrir como serían las cosas luego de su partida al lugar de nunca jamás y su deseo estaba a punto de cumplirse.
Se colocó su traje de goma sideral y unos lentes antireflejos espectrales y lleno de emoción se sentó en el sillón de partículas, se colocó el cinturón, miró su laboratorio una vez más, verificó el año 3.753, pasó la palanca aceleradora de partículas alfa…Todo comenzó a vibrar, luego un zumbido, luces de colores, apretó las manos al soporte del sillón y en menos que canta un gallo y envuelto en una nube de humo todo se hizo silencio. Pasaron unos minutos y cuando la niebla se disipó miró la fecha. Había una luz que parpadeaba en rojo marcando “AÑO 3.753”

-Parece que todo ha salido bien.

Revisó su traje y verificó que todas sus moléculas estuvieran en su lugar, no sea que como tantos otros haya perdido parte de su equipo en el viaje por la dimensión tempórica del tiempo inconmensurable.

-¡Que bueno! Todo está completo.

La Pulga Siniestra comenzó a mirar hacia los lados…

-¡Pero si ni siquiera me ha movido!, sigo en mi misma casa. Este experimento ha fallado. Tendré que revisar nuevamente los cálculos exponenciales y geométricos a ver dónde está el error.

Desilusionado, se quitó el cinturón de seguridad y salió a buscar una taza de café a la cocina, pues la noche sería muy larga.
¡Sorpresa! La sala de la casa estaba llena de gente con apariencia muy extraña. Trían puesto unos trajes de microtejido modular binario futurista y las damas tenían cascos con pelucas incorporadas y botas que no dejaban huellas porque se mantenían separadas del suelo varios centímetros.
Un hombre le tocó el hombro y le dijo:

-Aldro, ¡Que día tan largo ha sido este!, cámbiate la ropa y nos vemos mañana.

La Pulga Siniestra no entendía que estaba pasando, ¿Qué hacía toda esta gente en su casa? ¿Por qué sus cosas estaban en exhibición dentro de unas mesas con vidrios encima? Se acercó a una de las mesas. Había una inscripción que decía: “Libro de Casos de La Pulga Siniestra”. En la pared había una placa muy brillante en la que se podía leer: “Esta casa perteneció a La Pulga Siniestra, el mejor investigador de todos los tiempos y el único que pudo descubrir el secreto jamás dicho”
¡Si, se había trasladado en el tiempo! ¡Su casa era un museo que muchas personas visitaban! Por suerte aún después de tantos años y gracias a un encantamiento que le obsequió el mago de Alí Babá, no habían descubierto la puerta del laboratorio secreto.
Encontró un traje muy parecido al que llevaba la mayoría de los hombres y se lo puso. Era un tejido tan suave que parecía que estuviera sin ropa. A la vez era térmico, si hacía calor se ponía fresco y si hacía frío se ponía calentito. Los zapatos parecía medias plateadas y no tocaban el piso y cuando te los ponías se ajustaban igual que la ropa al tamaño del cuerpo y mientras los tenías puestos te iban dando un masaje desestresante a medida que cambiaba tu estado de ánimo.
Salió de la casa y quedó maravillado. Si, su idea de la flotabilidad por mayor masa se podía aplicar inversamente, en contraposición a la Ley de Gravedad y las cosas, con un pequeño microprocesador giroscópico, podían levitar y con cero consumo energético. De echo, frente a él, se encontraba una enorme bola de cristal flotando en el aire que decía: “Universidad de tejidos nanoconductores”.
El paisaje había cambiado en la comarca. Donde estaba la panadería había un gran súper abasto: “Atendido por sus propios dueños por mas de cincuenta generaciones”. La Plaza de la comarca flotaba en el aire y debajo había una pista de patinaje con patines sin ruedas. La heladería vendía helados tibios para que los niños no tuvieran nunca gripe y pudieran comerlos a toda hora. Unos robots voladores en forma de cigüeñas eran los trabajadores del supermercado y en vez de llevar niños en las mochilas, llevaban los despachos a las casas. No habían carros, pues todos llevaban trajes antigravitacionales para trasladarse y aquellos que iban a viajar lejos pagaban dos chupulunes y de inmediato eran desmolicurizados y en forma instantánea aparecían en el sitio al cual querían ir.
Las mamás ya no se preocupaban de dar biberón o comida a los niños pues la comida para ellos siempre era con sabor a caramelos.
La Pulga Siniestra vio a una señora gorda entrar en una tienda de ropa y a los pocos minutos la vio salir con un traje especial que sin hacer ninguna fuerza le puso la silueta de una joven de veinte. Miró hacia arriba y leyó: “Se planchan arrugas”. Allí entraba la gente vieja y salían en pocos minutos como jóvenes.
Se fue al parque, se sentó en un asiento y allí fue cuando notó que todo no era tan perfecto. Oía a los pájaros pero no podía verlos, oía a los perros pero no los veía, hasta que lleno de curiosidad preguntó a un señor que levitaba cerca de él:

-¿Y los animales dónde están?

-Hace varios siglos que ellos desaparecieron por causa del hombre y su imprudencia.

-¿Qué pasó?

-Cuando llegó la era de los nanorobots, los comerciantes promocionaron muchas mascotas virtuales, desde perros hasta jirafas de cuello corto. De inmediato el auge de esos productos desplazó el interés en los animales, los zoológicos desaparecieron y muchos animales fueron abandonados y poco a poco se extinguieron. Con el transcurrir de los siglos el hombre comprendió su gravísimo error, pero ya era tarde.

-¡Que historia tan triste! ¿Y el zoológico de la comarca dónde está?

-El zoológico siempre ha estado en el mismo lugar, con los mismos monos de rabo poncho, las cebras de rayas azules, las garzas calvas, las águilas con peluca y los loros mutis mutis. Pero ninguno de ellos come nada pues son robotizados.

La Pulga Siniestra no lo podía creer. El futuro del hombre estaba lleno de mucha tristeza. Ya el hombre había olvidado que su mejor amigo era el perro. El siempre te esperaba y salía a tu encuentro moviendo su cola y lamiéndote y llenándote de saliva por todos lados. Los loros repitiendo todo lo que uno dice y silbando a jóvenes y viejitas. Los monos brincando de rama en rama y llenando de gracia y vida los zoológicos. Algo había que hacer.
La Pulga Siniestra le preguntó al señor:

-¿Dónde vive Usted?

-Allá, cerca del arroyo.

-¿Qué haría usted si tuviera la posibilidad de tener nuevamente animales vivos en la comarca?

-Lo primero que haría sería llamar a todos los niños y formaría con ellos un escuadrón de exploradores de la vida silvestre. Iría a las escuelas a hablar con los niños y los padres y les pediría ayuda para cuidarlos. Hablaría con el Alcalde y con los duendes para hacer leyes mágicas de amor hacia la naturaleza y… Pero eso es solo ilusión…. Ya no es posible

Una lágrima rodó por la mejilla de aquel hombre. La Pulga Siniestra le dijo:
Tranquilo pronto las cosas serán mejores.
La Pulga Siniestra se despidió y regresó a su vieja casa, se subió al sillón de partículas energizantes, colocó el reloj a su posición original, se puso los lentes, ajustó su cinturón y movió la palanca hacia atrás, y envuelto en una nube de humo llegó nuevamente a la comarca.
Se fue hasta el arroyo a buscar a Panchito, el cuidador del zoológico, y le pidió una pareja de cada animal.

-¿Para qué quieres una pareja de cada animal Pulga? ¿Acaso eres la reencarnación de Noé?

-Vamos, ayúdame y verás que un retatara nieto tuyo será muy feliz y hará feliz a muchísima gente.

Era muy difícil dudar de las palabras de La Pulga Siniestra, el siempre decía la verdad, sin embargo Panchito creía que la pobre Pulga se le había aflojado una tuerca. Aún así accedió y reunió los animales.
La Pulga Siniestra le dijo a Panchito:

-Voy a traer algo, ponte una ropa bonita, que vas a venir conmigo.

-¿A dónde?

-Es una sorpresa.

Al poco rato apareció La Pulga Siniestra con un sillón extraño de doble compartimiento. Montó a Panchito en uno y él en otro. Apuntó su pistola de reductibilidad infrarroja para caso de mudanzas extremas a los animales que viajarían con ellos y envueltos en un zumbido y una nube de humo, llegaron a la comarca año 3.753.
Panchito estaba asombrado, no podía creer lo que estaba viendo. Era el mismo arroyo, la misma casa pero otro la habitaba. Miró a La Pulga Siniestra y…

-Tranquilo ya entenderás. ¡Hola señor!, le traigo algo y quisiera que me ayude.
-Bien, ¿Qué trajo?

La Pulga Siniestra apuntó su pistola reductora y la cambió a posición “Normal”, apretó el gatillo y…

-¡Pero si es un perro de orejas pandas! ¡Un gato cantador! ¡Un pájaro maullador!....Un…Un….Un…

Durante mucho rato aquel hombre estuvo contando y viendo extasiado todos aquellos animales.

-He traído todos estos animales con mi amigo Panchito, para que los cuides y garantices a los pobladores de la comarca que siempre habrán animales…

-¿Panchito? Mi mamá me contaba cuando era niño nosotros tuvimos un retatara abuelo con ese nombre. En honor a él y porque antiguamente era el cuidador del zoológico de la comarca mi mamá me puso su nombre.

Panchito no hallaba que decir, las emociones eran muchas, tan solo sonrió.

-Gracias por los animalitos, ahora, a los más peligrosos, los voy a acomodar en las jaulas del antiguo zoológico y al resto los dejaré andar libres para que la gente los vea y los toque.

Y cuenta la historia que pasaron muchos años y La Pulga Siniestra siguió viajando en el tiempo y hacia el futuro y que por mas lejos que fue, jamás volvieron a faltar animales en la vida del hombre.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado, pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento oto.

Recuerda: “Todos los niños son buenos y siempre cuidan y protegen a los animales y la naturaleza” ¿Formarías tú un grupo conservacionista con tus amiguitos?


domingo, 13 de noviembre de 2011

"MARFIL UN ELEFANTE TEMEROSILLO" Caso 500


Aquella noche había sido muy calurosa, La Pulga Siniestra apenas había podido pegar por pocos minutos los ojos. Los ruidos de la selva no dejaban dormir. Grillos cantando, zancudos rondando, serpientes peligrosísimas al acecho, calor y sobre todo aquellos rugidos que al principio sonaban tan lejanos y que ahora parecían estar cada vez mas cerca.
La Pulga siniestra sacó de su mochila especial para auxiliar a personas con párpados pesados pero que no pueden descansar, una pequeña latita que decía: “Sueño seguro”, tomó una pastilla, la diluyó en un poco de agua de su cantimplora y se la bebió de un solo sorbo. De inmediato los efectos de la poción se hicieron presentes y aquel sueño se transformó en descanso.
Al amanecer, una espesa niebla cubría la selva tropical. Unos monos jugueteaban por las ramas del árbol que había servido de protección a la carpa de La Pulga Siniestra. El frescor de la mañana hacía un agudo contraste entre el calor nocturno y una mañana húmeda y fría.
Al levantarse, La Pulga Siniestra avivó un poco el fuego y calentó una taza  de té de hoja de verruguilla y mientras lo tomaba escuchó los tambores: tum, tum tum… Otra vez el mensaje angustioso que venía de la profundidad de la selva y que para La Pulga Siniestra era tan sencillo de entender, gracias a las clases de tamborileo y sus dialectos disonantes, que había tomado en la comarca con el profesor Tantán; el mensaje decía:

-Tumcatacum tantam toc tuc tac tomtun

Que traducido significa: ”Madre elefanta preocupada pide auxilio. Bebé elefantito extraviado. Responde al nombre de Marfil y es muy temerosito”

La Pulga Siniestra de inmediato recogió dos buenos garrotes y comenzó a golpear un tronco hueco y seco que estaba cerca: Tacatatan tuntún toc tic tic, tracatatum tatin trácata. Que significa:

-Tranquila, ya estoy en marcha y sobre la pista.
En efecto, el día anterior La Puga Siniestra estuvo muy cerca de alcanzar a Marfil si no hubiera sido porque los gorilas se pusieron a jugar con los cocos un partido de coco pelado y borraron las huellas que seguía, ya estaría Marfil en casa.
La Pulga Siniestra recogió el campamento cuidando que la fogata quedara muy bien apagada y emprendió de nuevo el viaje para encontrar a Marfil. Llegó hasta el sitio donde estuvieron jugando los gorilas, descifró en su mente toda la escena del juego y con ayuda de su lupa para determinar el paso de plantas de elefantes huidizos, determinó el rumbo seguido por Marfil y que el día anterior no pudo continuar por causa de los goles metidos por Truculento a Meneado después de un pase certero de Toma Tu Tomate, en el partido de coco pelado.
Así pues fue siguiendo las huellas que ahora se veían con mayor claridad. Las siguió por todo el sendero que iba dejando Marfil cuando caminaba, hasta llegar a una cueva…

-Aquí pasó la noche.

La Pulga Siniestra, debido a su agudísimo poder de observación y con aquel ojo entrenado en la investigación, así lo determinó después de observar un poco de hojas aplastadas y colocadas en forma de nido sobre el piso de la cueva.

-Luego salió por este lado.

La Pulga Siniestra seguía las huellas de Marfil de manera tan meticulosa que parecía una estrategia de esas que solo se ven en la academia de detectives o en las mejores películas de cine de la comarca.

-Aquí comió…..Aquí se rascó con este árbol…..Aquí comió hojas con ayuda de su trompa….Siguió por aquí….y…. ¿Cómo es posible?

Las huellas llegaban hasta el borde de un profundo precipicio y desaparecían en la orilla. La Pulga Siniestra sintió que un escalofrío le subía por todo el cuerpo. Nerviosamente y con prisa buscó su monóculo de detección lejana dentro de su mochila, lo colocó en su ojo izquierdo y comenzó a buscar temiendo lo peor…
No observaba nada extraño en el fondo del precipicio, revisó con mucho cuidado si había marcas en la pendiente que mostraran la caída de Marfil, pero ¡nada! De repente, y sobre él, se escucha el crujido de una rama, La Pulga Siniestra mira hacia arriba y allí colgado de su trompa en una liana, está Marfil con su gigantesco cuerpo pendiendo de aquella rama justo sobre él.
La Pulga Siniestra se aparta en el mismo instante en el que desde cielo cae la inmensa mole de trompa, orejas y todo lo demás al suelo, ocasionando una vibración en la tierra a causa del peso y del impacto. ¡Trump! Al tiempo que se oye el grito desgarrador y de susto que sale por la trompa del elefante ¡Ajjjiofff!

-¡Marfil!

Marfil ve a La Pulga Siniestra muy cerquita, frente a frente y pega otro brinco pero esta vez de susto y sale corriendo hacia la selva.

-¡Marfil! ¡Marfil! ¡No te voy a hacer daño, soy amigo! Gritaba La Pulga Siniestra al emprender nuevamente la carrera detrás de Marfil.

La Pulga Siniestra persiguió a Marfil durante tres horas hasta que Marfil, rendido por el cansancio se detuvo a beber un poco de agua en el río.

-No temas Marfil, soy amigo. Tu mamá me mandó a buscarte. Mira, este es su zarcillo.

Al instante, Marfil reconoció el zarcillo de su mamá y en lenguaje elefantino exclamó: ¡Ajjjiofff! que quiere decir:

-¡Mami!

La Pulga Sinietra haciendo gala de sus estudios en lenguaje elefantino le preguntó a Marfil:

-¿Por qué te fuiste de casa?

-¡Yo no me he ido de casa!

-¿No estás molesto por algo?

-No

-¿Entonces por qué escapas?

-No escapo, solo tengo miedo.

-¿Miedo? ¿Miedo de qué?

-En la noche cuando duermo junto a mi mami escucho muchas cosas. Mi mami me dijo que los elefantes oímos muy bien porque nuestras orejas son muy pero muy grandes.

-¿Y qué es lo que te asusta? ¿El sonido de los zancudos? ¿Los rugidos de los animales salvajes?¿Los grillos?

-No

-Entonces dime ¿Qué te asusta?

-Cuando me acuesto muy juntito a mi mami entre todas las cosas que escucho, oigo un tun tun que me sigue a todas partes, pero cuando estoy muy asustado es porque el tun tun es muy rápido.

-¿Y en este momento lo oyes?

-Si, pero suavecito.

-Lo que tú oyes es tu corazón.

-¿Mi Corazón?

-Si.

-Cuando estás descansado como ahora él va despacio, pero cuando estás asustado, corre como una locomotora.

-¿Tu estás seguro que es mi corazón?

-Si.

-Yo creía que era el médico brujo de la aldea, el doctor Timbalin, quien en muchas oportunidades cura ciertas enfermedades con el golpe de tambor y menjurjes. Yo creía que me iba a ayudar a quitar el miedo a garrotazo limpio, porque mi mami habló con él sobre mi enfermedad nerviosa.

-¡No Marfil Eso no es así. Tu mamá seguramente consultó con Timbalin preocupada por ti y sin deseo de hacerte daño.

-¿Verdad?

-¡Claro! Tu mamá te quiere mucho y está muy preocupada por ti. Fíjate que me mandó a buscar a la comarca con un par de orangutanes para que yo te encontrara.

¿Tú crees que ella estará brava conmigo?

-No, ven, vayamos a casa.

Los dos comenzaron el camino de regreso hasta la aldea de Marfil. Ya habían caminado muchas horas cuando la noche los sorprendió.

-Marfil, creo que sería bueno descansar en este lugar ¿Qué te parece?

-Está bien, hay pastura y está bastante limpio y despejado.

La Pulga Siniestra montó el campamento y sin comer nada se quedó dormido de inmediato por el cansancio acumulado. Mientras, Marfil se acostó cerca de la tienda ya mas tranquilo porque sabía que el tun tun que oía era el de su corazón.
De pronto un ruido fuera de lo común se escucha en la entrada de la tienda, Marfil abre los ojos y ve un inmenso tigre que tenía toda la boca echa agua y miraba a La Pulga Siniestra con ganas de comérselo, sin que ésta se diera cuenta.
Sin pensarlo y como si de defender su propia vida se tratara, Marfil se puso de pié y salto sobre aquella fiera tan peligrosa y con su trompa la envolvió y la lanzó tan lejos como pudo. La Pulga Siniestra se despertó por el escándalo y salió a mirar. De una sola ojeada comprendió lo que había pasado. Agradeció a Marfil su heroísmo al tiempo que miraba con el reflejo de la luna la figura de un inmenso tigre que salía del agua del río al que había caído por obra y arte de Marfil.
Al día siguiente, cuando llegaron a la aldea La Pulga Siniestra contó a todos lo que había sucedido con Marfil y el tigre y la alegría se hizo doble, no solo por el regreso de Marfil, sino que había vuelto como un héroe. No solo había vencido al miedo, sino que además de salvarle la vida a La Pulga Siniestra, se había enfrentado a una fiera sumamente peligrosa.
Y cuenta la historia, que Marfil ya pensaba en convertirse en un futuro Rey de la manada y que después de la partida de La Pulga Siniestra de la aldea, dicen algunos que lo vieron cerca del río comiendo pescado con un tigre que parecía ser su amigo de muchos años.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado, pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.

Recuerda: ”Todos los niños son buenos, valientes y siempre están dispuestos a ayudar a los que mas lo necesitan”

domingo, 6 de noviembre de 2011

"UN PROYECTO ULTRA SECRETO" Caso 110


“UN  PROYECTO  ULTRA  SECRETO”  Caso 110

Aníbal era reconocido como el mejor sastre de la comarca después de Doña Adela la tejedora, Ruperto el botonero y Elizabeth la zurcidora. El establecimiento donde trabajaba era un poco pequeño para atender a la gente. La máquina de coser estaba en un rincón, mucha tela apilonada encima de un pequeño mostrador de madera y colgando de unas barras en el techo una gran cantidad de trajes, algunos ya terminados, esperando a ser retirados por los clientes.
Aquella mañana, Aníbal estaba bastante emocionado pues sería el día en que toda la comarca se sorprendería con su proyecto secreto. Habían sido tantas las veces que Doña Tecla le decía:”Aníbal, con todo ese espacio que tienes detrás del taller y mira como tienes todo apiñado aquí”, o Germán: “¡Tienes un gran espacio atrás y no lo aprovechas!”. Pero Aníbal siempre sonreía y tenía siempre la misma respuesta: “Detrás de esa puerta está un proyecto secreto que cuando lo muestre sorprenderá a la comarca y todos sus alrededores”.
Aníbal se sentó detrás de la máquina de coser y comenzó la faena del día; entretanto pensaba: “Mañana será sábado, tendré el día libre y será el momento en que acabaré mi proyecto y en domingo temprano lo podrán ver en toda la comarca y seré muy famoso”.  En ese momento…

-¡Buenos días Aníbal! ¿Están listos mis pantalones verdes?

-Si, ya se los traigo don Chucho.

Aníbal descolgó un hermoso pantalón verde perico con unos listones a los lados color dorado y dijo:

-¿Qué le parece Don Chucho?

-¡Están perfectos!

-¿Cuánto le debo Aníbal?

-Son seis lupinos con tres comarqueños.

-Bien, están verdaderamente fantásticos.

Don Chucho usaba siempre esos pantalones con la chaqueta de pingüino roja para los desfiles del día de la comarca. El siempre iba al frente con su batuta llevando el compás de la banda y con su paso marcial imprimía al desfile un aspecto muy singular.

-Toma Aníbal

-Gracias Don Chucho.

-¡Oye Aníbal! ¿Irás este año al desfile? Siempre te la pasas allá escondido detrás de esa puerta y nunca sales a divertirte. –Decía Don Chucho mientras señalaba la parte de atrás del estrecho local- ¿Vendrás?

-Este año Don Chucho, no faltaré.

-¡Que bueno! Estaré pendiente de ti.

Don Chucho salió del local entonando la marcha de la comarca a la vez que llevaba el compás marcial con sus pies.

-¡Ah Don Chucho este! Solo vive para el desfile de la comarca.

Aquel día se había hecho muy largo, quizás haya sido la impaciencia o el deseo de Aníbal de que llegara el sábado para concluir su proyecto. Pero al fin, llegaron las cinco. Cerró con cuidado la puerta del local y colocó a la vista de todos el letrero que por tanto tiempo había colocado y que decía “Cerrado por invento”. La gente siempre decía: “Pobre Aníba,l trabajar en ese espacio tan pequeño lo está volviendo un poco loco”
Después de cerrar, Aníbal recogió del suelo unos pedazos de tela de diferentes colores, tomó su mejor aguja, un carrete de hilo triplemente reforzado y llegando hasta la puerta detrás del negocio, vio con cautela que nadie mirara y utilizando la llave colgada a su cuello, abrió cuidadosamente la puerta.
Pasaron muchas horas y cuando el cucú sonaba las doce, nuevamente salió Aníbal con una sonrisa de inmensa satisfacción en el rostro. Cerró la puerta nuevamente con llave y luego de tomar una taza de choco comarca caliente, se fue a dormir.
Al día siguiente, muy temprano, Aníbal se levantó muy contento. Pocas veces se le veía tan feliz. Se colocó un sombrero hecho de tela de cuadros azules y amarillos, unos lentes de buceo y un sobretodo color mamey. Entró a la sala secreta y comenzó a hacer los preparativos para mostrar a toda la comarca su invento.
Cuando la gente pasaba frente a su negocio, se oía algo como unos chorretones de aire que salían de alguna parte, al principio se asustaban un poco, pero luego decían: “Son los vapores de la plancha de Aníbal, seguramente tiene mucho trabajo”
Como todos los años el desfile comenzó con mucho entusiasmo, los caballos, los payasos, los niños con sus disfraces de perros chucutos y los perros con sus disfraces de niños en pañales, papelillos, caramelos, músicos y delante de todos ellos y abriéndose paso por la calle principal de la comarca, Don Chucho con su batuta marchando al compás de la banda marcial. A los lados de la calle la gente apiñada, con golosinas, helados y multitud de globos de colores por todas partes. Parecía que este año el desfile sería el mejor de todos los realizados en la comarca.
Iban todos contentos marchando por la calle y los niños por la acera imitando la marcha de Don Chucho, que se lucía haciendo cualquier cantidad de piruetas con la batuta. De pronto, cuando pasaban frente a la casa de Aníbal, el desfile se paralizó y todos enmudecidos comenzaron a ver como el techo de la parte de atrás del negocio de Aníbal se iba abriendo por el medio y a medida que esto sucedía salía de allí una inmensa bola de miles y miles de colores hechos de pedazos de tela cosidos entre sí, luego fueron saliendo de él unas cuerdas y al final de ellas una cesta y en la cesta Aníbal. Todo el pueblo estaba impávido, nadie podía gesticular nada. De repente un niño dijo:

-¡Miren, Aníbal está volando!
De repente explotó una gran algarabía y la música comenzó a sonar aún más fuerte. Desde la cesta Aníbal saludaba a todos con su mano y al mismo tiempo la comarca respondía el saludo.
El desfile continuó y Aníbal desde arriba y lleno de muchísima emoción lo contemplaba. Pasado un tiempo Aníbal tomó la palanca de descompresión para hacer bajar el globo, pero no se sabe porqué, si fue la emoción o los nervios, pero la palanca se rompió justo en el momento que sopló una fuerte brisa y todos vieron en la comarca como el globo con Aníbal se perdía en el horizonte.
El teléfono de La Pulga Siniestra sonaba incesantemente…

-Si, soy yo, tranquilo lo vi todo, yo también estaba en el desfile. Tercera fila de los payasos, me cambio de ropa y voy a rescatarlo.

Como de rayo La Pulga Siniestra tomó su espectrómetro unidireccional para ventarrones y realizó unos cálculos direccionales de los soplidos sorpresivos para determinar el punto de impacto.

¡Uy! ¡Esto está serio!

Mientras tanto Aníbal veía como la comarca se perdía de vista y aquel enorme árbol estaba cada vez más cerca de él.

-¡Voy a estrellarme!

Un pájaro pasó muy cerca de él, lo vio con tristeza y exclamó:

-¡Pío!

La rama mas alta de aquel árbol se enredó en la cesta, el globo se bamboleaba como queriendo soltarse pero no lo logró y cataplum, las cuerdas se rompieron, el globo siguió volando hasta el mar y Aníbal se quedó allá como a cincuenta metros de altura, con frío, sin comida, solo y triste por haber perdido su globo.

Unas ardillas fueron las primeras en llegar a la cesta, estaban sorprendidas al ver aquel sujeto que llegaba del aire justo a la puerta de su casa. Aníbal se dio cuenta de que con parte de la cesta tapaba la entrada y con cuidado se movió a un lado, la cesta se inclinó y las ardillas pudieron entrar a su casa no sin antes lanzar una mirada de desprecio al intruso.

-¡Caramba, qué he hecho!

-Nada malo querido amigo

-¡Pulga Siniestra! ¿Cómo llegaste? ¿Cómo…?

-Lo vi todo, yo era el payaso de la tercera fila. ¿Estás bien?

-Si, estoy bien. Solo fue un gran susto.

-Bien, primero te ayudaré a salir de la cesta.

La Pulga Siniestra ayudó a Aníbal a salir de la cesta que se movía peligrosamente entre dos ramas. Apenas Aníbal salió, la cesta cayó al vacío.

-¡Que suerte!, si no hubieras venido a auxiliarme me hubiera caído desde aquí arriba.

-Bien, bajemos poco apoco.

Y así, guiado por La Pulga Siniestra, Aníbal llegó hasta el suelo.

-¿Cómo fue eso del viaje en globo?

-Yo hice durante mucho tiempo ese globo con retazos de tela que me iban sobrando de los encargos, porque creo que la gente de la comarca no me aprecia y quería demostrarles a todos lo que soy capaz de hacer.

-Creo que estás equivocado. Todos en la comarca te queremos y cuando te pasó esto mi teléfono casi se revienta de tantas llamadas para que te ayudara.

-He sido un tonto y muy imprudente. Ahora entiendo que la gente me decía que ampliara el negocio no para burlarse de mí, sino para que yo estuviera mejor.

-Si, así es, todos te queremos.

Y pasándole un brazo por el hombro La Pulga Siniestra le dijo:

-Ven vamos a casa.

Estaba amaneciendo cuando La Pulga Siniestra llegó con Aníbal a la comarca. Todos estaban en vela esperando al amigo perdido. La algarabía se despertó de nuevo al verlo sano y salvo. Y dice la historia que ese día se declaró festivo en la comarca y se realizó otro desfile mas hermoso.
Por otra parte, Aníbal amplió su negocio y ya no le importa mucho ser el mejor sastre de la comarca, porque ahora sabe que es el más querido de todos.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado. Pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.