sábado, 30 de julio de 2011

"EL CHINITO HO LONG Y LA PAGODA ENCANTADA" Caso 032



El mar estaba muy picado y las olas golpeaban con fuerza el casco del viejo barco y lo bamboleaba tanto que Ho Long ya no podía mantenerse en pié. Desde hacía una semana había zarpado de Shangai y aún faltaban tres días más de travesía para llegar a su destino en tierra firme, luego dos semanas más a pié y por fin llegaría a la tierra del Emperador Shitunglai  en donde se encontraría con su amada Sany Li para contraer matrimonio.
Haciendo un gran esfuerzo logró acercarse a la cubierta de popa y desde el barandal se puso a observar el horizonte. A pesar del oleaje era un atardecer hermoso. Las gaviotas sobrevolaban la embarcación y sus graznidos aseguraban la presencia de sardinas cerca del velero. De cuando en cuando se las veía caer en picada entre las aguas revueltas y sacar con su pico los peces que serían su sustento.
Al caer la noche ya el mar estaba tranquilo y la luna que estaba arriba y redondita como una moneda de oro, jugaba con el agua desprendiendo su brillo amarillento en la superficie marina.
Los días fueron transcurriendo sin mayores contratiempos y ¡Al fin!, una mañana llegaron a Puerto Hong-kin.
Ho Long puso sus pertenencias en un pequeño saco que había echo con un pañuelo y se lo puso a la espalda, caminó a la barandilla de cubierta dio un vistazo a las montañas envueltas en niebla que se veían muy lejos; su corazón se aceleró al ver en su pensamiento la imagen de su amada Sany Li. Bajó del barco y se perdió caminando entre la gente.
 Cruzó todo el pueblo a pié y llegó a una casita en donde habían unas mesitas en la parte de afuera. Arriba en una pared había un letrero que decía: “Ho lu panchi gong tuli”, traducido del dialecto panchi significa: “Una taza de te para el largo camino”. Se sentó y pidió un te. Una joven se acercó y con toda la reverencia y tradición le sirvió aquella sabrosa y humeante taza de te. En el centro de la mesa había un plato con galletas de la fortuna. Luego de tomar el te tomó una galleta y la partió, dentro de ella estaba un papelito que decía: “El sendero a la felicidad puede ser difícil” y en una esquinita, abajo a la derecha decía: “Llama a La Pulga Siniestra”. “Te ayudará siempre”. Ho Long guardó el papelito en su bolsillo, compró algunos víveres para el camino y emprendió el viaje en búsqueda de  la felicidad.
El camino estaba lleno de flores, árboles con frutas exóticas de Chupa Chupa, ruiseñores cantarines, riachuelos llenos de peces de vistosos colores y muchas ardillas juguetonas que no paraban de brincar de rama en rama y cruzarse curiosas en su camino.
Llegó al pié de las montañas, miró hacia arriba; estaban cubiertas de una espesa niebla, pero aún así comenzó a subir. Cuando llegó la noche hizo una hoguera, calentó un poco de te y comió un poco de pan. Así pasaron los días hasta que al tercero cuando estaba bajando de la última montaña miró a lo lejos. Un hermoso valle multicolor se extendía hacia el horizonte y en su centro se elevaba un precioso palacio estilo mandarín rodeado de casitas de madera muy bonitas. Poco a poco fue llegando al pueblito. La gente era muy amable y en su totalidad trabajaban haciendo los mejores bonsái de toda China. A medida que caminaba las personas le mostraban una reverencia y le regalaban una gran sonrisa y Ho Long hacía lo mismo.
¡Al fin!, llegó a la puerta del palacio del Emperador Shitunglai. Un guerrero estaba en la puerta. Ho Long hizo una reverencia y dijo:

-Soy Ho Long, prometido de la doncella  Sany Li

El guerrero levantó una mano y de inmediato dos guerreros se acercaron y escoltaron a Ho Long ante la presencia del Emperador.
El salón era extraordinario, jarrones de la mas hermosa porcelana, columnas de marfil, vasos de oro, mesas del mas fino nogal, alfombras de piel, cortinas de seda…., Pero….

-¿Qué pasa? ¿Por qué llora el Emperador?

Ho Long se acercó al trono y luego de hacer una reverencia volvió a preguntar:

-¿Porqué llora Emperador Shitunglai?

-¡OH!, mi querido Ho Long, ¡Ha ocurrido una desgracia!

-¿Qué pasa Majestad?

-Hace un mes mi amada hija, la doncella Sany Li, fue llevada a la fuerza a la Pagoda Encantada y bajo la influencia de un poderoso hechizo la tiene secuestrada el Dragón de las Dos Lenguas. Sany Li, estaba en los jardines imperiales recogiendo cerezas de los bonsái enanos, cuando de pronto y bajo una espesa nube de humo negro desapareció. Un guerrero que venía de las Tierras del Norte pasó cerca de la Pagoda Encantada y vio cuando el dragón la llevaba encadenada. ¡OH! ¡Que tristeza!, ¡OH! ¡Que dolor!

Al oír las nefastas noticias el corazón de Ho Long se partió en pedazos y su alegría se transformó en una inmensa tristeza. Se abrazó al Emperador y Lloraron juntos.
De repente Ho Long recordó el papelito de la galleta de la fortuna y le dijo al Emperador:

-¡Ya sé cómo podremos tener a Sany Li nuevamente entre nosotros!

-¿Cómo? Preguntó el Emperador

-Hace tres días cuando tomaba el te en una posada recogí una galleta de la fortuna que decía: “El sendero a la felicidad puede ser difícil” y en una esquinita, abajo a la derecha decía: “Llama a La Pulga Siniestra”. Te ayudará siempre”.

-¿Y quién es La Pulga Siniestra? Preguntó el Emperador

-No lo sé, pero lo que si sé es que si su nombre estaba en la galleta de la fortuna, La Pulga Siniestra puede ayudarnos.

De inmediato el Emperador mandó a llamar a los guerreros más hábiles para encontrar y rastrear pulgas y los envió por todo el territorio a buscar a La Pulga Siniestra.

Los guerreros tenían ya varias horas caminando cuando llegaron a un lago, y allá a lo lejos vieron una pequeña tienda de campaña con una fogata al lado. Cuando se acercaron vieron que alguien estaba cocinando unos huevitos estilo abuela Ellen. De pronto escucharon detrás de ellos:

-¿Quiénes son Ustedes y qué quieren?

Los guerreros brincaron del susto. Jamás habían sido sorprendidos por nadie. Ni siquiera habían percibido sus pasos. Eso solo tenía una respuesta: solo alguien experto en artes Ninja era capaz de acercarse así.

-Somos los guerreros del Emperador Shitunglai, estamos buscando a La Pulga Siniestra para ver si nos ayuda a rescatar a la doncella Sany Li quien ha sido secuestrada por Dragón de las Dos Lenguas y llevada encadenada a la Pagoda Encantada.

-No busquen más, yo soy a quien están buscando.

La Pulga Siniestra recogió sus pertenencias y en compañía de los guerreros del Emperador Shitunglai emprendió camino a Palacio.
Luego de escuchar la horrible historia del secuestro de la doncella, El Emperador dijo:

-Tienes a tu orden tres mil guerreros dispuestos a entregar su vida para salvar a Sany Li

-No. Respondió La Pulga Siniestra. Solo necesito a Ho Long, con un solo hombre que me acompañe será suficiente.

Ho Long se estremeció de pié a cabeza y sin decir palabra hizo una reverencia al Emperador y en compañía de La Pulga Siniestra emprendieron la marcha hacia La Pagoda Encantada.

Estaba ya por caer la tarde cuando a lo lejos se veía la imponente construcción en forma de pagoda. A medida que con mucho sigilo iban acercándose podían observar en el último piso de la edificación a Sany Li asomada a una ventana, y que con un pañuelo en su mano se secaba las lágrimas al tiempo que se lamentaba:

-¡OH! ¿Dónde estará Ho Long? ¿Quién me rescatará de las fauces del Dragón de las Dos Lenguas?

Cuando Ho Long escuchó el lamento de su amada trató de correr hacia ella para liberarla, pero La Pulga Siniestra lo agarró rápidamente, gracias a sus reflejos de Maestro Ninja y lo echó al suelo justo detrás de un pequeño arbusto, y en silencio le señaló al Dragón que dormido en la entrada de La Pagoda botaba por sus narices hilillos de humo negro.

-¡Tranquilo! Recuerda el viejo adagio chino que dice: “Origamato firulay coropaney chow”, Que traducido del dialecto panchi significa: “Cuidadito, cuidadito o te come El Dragón”

Ho long hizo un gran esfuerzo y se quedó muy quieto para no despertar al Dragón de la Dos Lenguas.

-Ya va a oscurecer, debemos esperar hasta mañana. Esta noche trazaremos un plan y mañana rescataremos a Sany Li. Dijo La Pulga Siniestra.

-Está bien, respondió Ho Long.

Aquélla noche fue la mas larga para Ho Long. No pudo cerrar un ojo ni un solo momento. La preocupación por rescatar a su amada lo atormentaba. Y al fin cuando amaneció:

-Bien, vayamos a rescatar a La Doncella. Dijo La Pulga Siniestra.

-¡Vamos!

Cuando llegaron a La Pagoda Encantada el Dragón de Dos Lenguas ya no estaba en la entrada. Con mucho cuidadito entraron y vieron un gran salón con unas fotos de ancestros de dragón, una mesita con frutas y unas ramas de incienso echando humito. Un poco mas allá se veía la escalera que llevaba al último piso, y en silencio, de puntillas y con cautela comenzaron a subir los escalones. Llegaron al primer piso, allí estaba una cama grande y una tina de baño de porcelana y patas de oro. En el segundo piso había de todo, desde una vela hasta una pala para recoger tulipanes, y todo estaba hecho de oro. En el tercer piso había una gran puerta con un candado enorme.

-Creo que Sany Li está en esa habitación. Dijo Ho Long.

Al mismo tiempo La Pulga Siniestra se acercaba a la puerta y daba unos suaves toquecitos…

-¿Quién está allí? Preguntó Sany Li

Ho Long puso su oreja en la puerta y dijo:

-Soy yo Sany Li, hemos venido a rescatarte.

-¡Cuidado!, el Dragón de las Dos Lenguas siempre viene después de comer a vigilarme. Están corriendo un gravísimo peligro.

Tranquilizaron a La Doncella y se ocultaron detrás de unas cortinas a esperar a que llegara El Dragón. Pasaron unos minutos verdaderamente angustiantes cuando de pronto comenzaron a escucharse los pesados pasos del dragón por la escalera y el arrastre de su larga cola. Al mismo tiempo se percibía un olor a quemado que inundaba todo en ambiente.
El Dragón de las Dos Lenguas llegó a la puerta y sacó un manojo de llaves que llevaba a la cintura y abrió el candado….Miró a Sany Li, la notó nerviosa y le preguntó:

-¿Qué tienes? ¡Algo está pasando aquí!

Y de pronto se puso a revisar y mirar por todas partes.

-Algo estás ocultando, y… Huele algo raro… ¿Quién está allí?

Y con la velocidad ultra fugaz que caracteriza a La Pulga Siniestra se acercó frente a frente al Dragón y le dijo:

-Soy La Pulga Siniestra y he venido a rescatar a la Doncella de tus fauces humeantes.

-¿Humeantes? , ¿Humeantes?,  ya te voy a mostrar lo que es humeantes.

Y seguidamente y con mucha violencia el Dragón de las Dos Lenguas abrió sus alas inspiró una gran bocanada de aire y cuando ya iba a soltar la llamarada, sintió en su cuello el filo de la espada de Ho Long.
El Dragón se quedó paralizado, perplejo y sorprendido por la valentía de Ho Long y botando poco a poco el aire de sus pulmones, estalló en llanto.

-Sniff. Sniff. Sniiiff.

-¡Ho Long! Baja tu espada. Dijo La Pulga Siniestra.

Ho Long no estaba muy seguro pero obedeció. Al mismo tiempo Sany Li se abalanzaba sobre él y lo abrazaba.

-¿Porqué lloras Dragón?

-Porque nunca me salen las cosas bien. Yo esperaba que un ejército viniera a rescatar a Sany Li y sin embargo lo que me encuentro es a dos sujetos solitarios y que de paso me sorprenden.

-A ver, ¿Por qué secuestraste a La Doncella Sany Li?

-Bueno, la Señora Dragón puso un huevo allá arriba en las montañas que están cubiertas con la niebla. El huevo rodó y rodó, golpeó en un turupe muy achichonado,  cayó al lago de hielo y se congeló. La Señora Dragón no puede incubarlo porque al tratar de rescatar el huevo le dio catarro y tiene su colita todavía congelada y yo no lo puedo incubar porque soy muy caliente y si me pongo sobre él lo cocinaré. No sabía que hacer hasta que me vino la idea de secuestrar a La Doncella Sany Li con la esperanza de que los soldados la salvaran si calentaban el huevo.

-Bueno, lo que has hecho no está bien. Si hubieras hablado con el Emperador seguramente el te hubiera ayudado.

-Si, estoy arrepentido.

-Veamos que se puede hacer.

Todos fueron a recoger el huevo que en verdad estaba como témpano de hielo. Con mucho cuidado lo llevaron a La Pagoda Encantada, lo pusieron sobre la cama y todos se sentaron sobre él mientras la Señora Dragón y El Dragón de la Dos Lenguas esperaban pacientemente que se descongelara el huevo y naciera la nueva criatura.
Pasados unos días se oyó un pequeño golpecito en la cáscara del huevo, y luego otro y otro, hasta que al fin brotó de él un gracioso dragoncito que revoloteaba por todos lados echando humo por sus narices.
Y cuenta la historia que se hicieron todos muy amigos y Ho Long y Sany Li se casaron y vivieron felices para siempre.
El lo que respecta a La Pulga Siniestra ella se despidió del Emperador y de los novios diciendo: “Jió nom mechento may into lette dihie Lo” que traducido del dialecto panchi significa: “Yo no me siento más en un tolete de hielo”.

Y colorín colorado este cuento se ha terminado, pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.

domingo, 24 de julio de 2011

"EL APRENDIZ DE RELOJERO" Caso 097


La pulga Siniestra estaba verdaderamente agotada, acababa de resolver uno de los casos mas peligrosos de su carrera investigativa, estuvo nueve días caminando por la intrincada selva tropical siguiendo la pista a la mariposa multicolor para rescatarla de un pintor que le había dibujado motivos diferentes a cada una de sus alas.
Se sentó en su sillón favorito y por el cansancio que tenía se quedó dormida.
Al día siguiente, se despertó cuando ya el Sol había salido. Miró su reloj y pudo ver que eran las seis de la mañana y estirándose a la vez que le salía un gran bostezo exclamó:

-¡Caramba, el sueño me ha rendido me he quedado aquí en el sillón durmiendo sin darme cuenta!

Se levantó rápidamente con la agilidad que siempre la caracteriza, hizo varios ejercicios  y se fue a bañar.
Se metió en la bañera y se dio uno de los baños más refrescantes de su vida, luego de vestirse fue a la cocina y se preparó la tortilla de jamoncito que tanto le gustaba y su inseparable néctar de jugo de vaca. Recogió el periódico y se sentó a leer las noticias más importantes. Al terminar de leer, miró el reloj y vio que eran las seis de la mañana y dándole un pequeño golpecito a la esfera del reloj, exclamó:

-¡Que extraño! ¡Este reloj nunca se había detenido!

Fue a la sala a ver el reloj de pared y marcaba las seis. De pronto escuchó en la calle la algarabía normal que hacen los niños al jugar, se asomó a la ventana y los vio con sus uniformes escolares en la parada del transporte. Más allá, en la otra esquina estaba su vecino con otro señor esperando el autobús para ir a trabajar. Todo parecía normal.
Volvió a mirar el reloj de la sala y luego de darle cuerda y ver que no caminaba pensó: Ojalá no se haya dañado. Este reloj me lo regaló mi abuelita y es uno de los recuerdos más bonitos que tengo de ella. Esperaré que sea un poco mas tarde y lo llevaré a la relojería a revisión.

La pulga Siniestra salió de casita a dar su paseo matutino y mientras caminaba se dio cuenta que había cada vez más gente en las paradas de transporte escolar y las de autobús y extrañada aún más preguntó a una señora:

-Disculpe: ¿Qué está pasando con el transporte que no viene?

-No lo sé, estoy desde hace mucho rato aquí esperando para ir a trabajar y el autobús de las seis y media no pasa.

-¿Y qué hora tiene su reloj?

-Marca las seis, pero, creo que se dañó porque desde hace tiempo estoy aquí en la parada y siempre marca la misma hora.

La Pulga Siniestra se estremeció con la respuesta de la señora. Entendía el significado de aquello que estaba sucediendo. Por su mente pasó el terrible problema: El Padre Tiempo se había detenido. Ahora los niños no podrían ir a la escuela, la gente a trabajar, el Sol no se movería, la Luna no saldría. ¡Horror! Las plantas no crecerían, las abejas no saldrían a recoger la miel, los gallos no pararían de cantar porque cantan siempre a las seis. ¡Horror! Las panaderías no abrirían, ni los mercados y la gente no comería porque nunca llegaría el medio día. ¡Horror! ¡Horror! y más ¡Horror!

-¡Debo solucionar este gravísimo problema!

Y regresando a su casa buscó su libreta de teléfonos secretos y marcó el número de la Estación del Tiempo. Allí atendió una voz masculina la cual apenas podía entender por el tremendo zaperoco que había.

-Haló, haló…..
En el fondo de la bulla se oían gritos diciendo:

-¡Las predicciones dicen que dejará de llover a las siete, pero el tiempo no avanza!

La Pulga Siniestra colgó el teléfono y debido a la gravedad de la situación decidió actuar urgentemente. Abrió la puerta de su taller y buscó el Anillo del Tiempo Consumible e Inconsumible, su bastón de escalada, su Chaleco de Herramientas Perfeccionables y salió de la casa rumbo a Temporalia, la tierra del Padre Tiempo.

La Pulga Siniestra, caminó, caminó y caminó, hasta que al fin llegó al pié de una gran montaña cubierta en su pico por un manto de nieve. Era una montaña muy difícil de subir, por donde usted mirara las paredes eran totalmente verticales casi imposibles de escalar. La Pulga Siniestra  haciendo un gran esfuerzo comenzó a escalar. Gracias a su bastón de escalada pudo llegar a un lugar donde descansó un poco. Al recuperar el aliento siguió escalando hasta llegar a la nieve. Al llegar a la cima pudo ver que su centro no tenía nieve sino que al contrario había un hermoso y verde valle.

Los árboles eran extraños pues en vez de frutas tenían todo tipo de relojes. Los suizos parecían ser los mejores. Los Pájaros no cantaban solo decían Tic, Tac, Tic, Tac. En la Plaza Mayor del pueblo había un inmenso reloj muy pero muy antiguo y mas allá había un gran letrero que decía: “Bienvenido a la casa del Padre Tiempo” y en pequeñito: “espere su turno”

La Pulga Siniestra le preguntó a un señor que estaba sentado en la entrada de la casa:

¿Qué debo hacer para hablar con el Padre Tiempo?

-Ud. ve  aquél librote que está allá

-Sí, lo veo.

-Pues anótese y espere su turno.

La Pulga Siniestra se anotó en el librote pero, algo llamó su atención:

-Aquí solo hay dos nombres incluyendo el mío. ¿Quién está antes de mi?

-Yo

-Pero aquí dice: 1 de Julio del año1.423

-Sí, desde esa fecha estoy esperando a ser atendido

-¿Y porqué has esperado tanto tiempo?

-Recuerda que El Padre Tiempo es el dueño del tiempo y el atiende cuando así lo decida.

-¿Y no hay otra persona que me pueda recibir?

-Bueno, yo creo que su ayudante quizás pueda atenderte.

-¿Y dónde lo consigo?

-Soy yo. Mi oficio es aprendiz de relojero. Desde hace varios siglos he estado viniendo todos los días para hablar con mi maestro El Padre Tiempo, pero hoy es verdaderamente urgente. Esta mañana sucedieron dos cosas gravísimas y necesito del consejo de mi maestro para poder solucionar la terrible situación.

-¿Y qué te pasó?

-Primero perdí la llave que controla el Reloj Mayor, el que está en la plaza, que como sabrás es el que rige todo el tiempo en el planeta, y Segundo, cuando traté de poner en funcionamiento el sistema auxiliar compuesto por un reloj de arena, este resbaló de mis manos y se rompió. ¡Ahora el tiempo se ha detenido! ¡Creo que perderé mi trabajo!

-Tranquilo, vamos a ver: ¿Dónde estuviste con la llave la última vez?

-En la sala principal del reloj de la plaza

-llévame hasta allá.

-Bien.

El Aprendiz de Relojero y La Pulga Siniestra  se fueron caminando hasta La Plaza Principal y entraron en el edificio antiguo con forma de reloj a través de una puerta pequeña situada en su frente.

-¡Caramba! ¡Qué relojote mas grande! Exclamó La Pulga Siniestra.

Apenas se ponía un pié dentro del reloj se podía ver aquéllos engranajes  enormes, tuercas gigantes, resortes y subiendo dos pisos, más tuercas, más resortes, un juego de inmensas cornetas y campanas con sendos martillos.

-¿Qué maravilla de ingeniería!

Saliendo por una puertita se podía llegar a la parte exterior del reloj y desde allí se miraba un grandísimo minutero, un hermoso segundero y un robusto marcador horario, los tres bellamente diseñados y los números del uno al doce elaborados todos en cristal de oro.

-Bueno, y ¿Dónde va la llave?

-Sígueme.

Bajaron por una angosta escalera que llegaba a un piso lleno de todo tipo de herramientas desde un pequeño martillo hasta un torno fresador y un poco mas allá había una pequeña grúa con un sistema de poleas para cambiar campanas.
En una de las paredes del taller había una silla y frente a la silla un hueco pequeño y redondo, y a la derecha estaba, en la misma pared otro hueco con forma de llave que estaba vacío.

-Ves, en este hueco se introduce la llave

Dijo El Aprendiz de Relojero, al tiempo que señalaba el hueco redondo en la pared.

-Y en aquél otro va la llave, pero ya no está.

La Pulga Siniestra estaba revisando con La Superlupa de Detección Digital para Escasez de Huellas, cuando de pronto se escuchó una voz como de trueno que resonó por todo el lugar.

-¿Quién es ese extraño?

La Pulga Siniestra volteó y vió a un hombrecito de no mas de un metro de altura con una barba blanca muy larga y un traje en forma de bata manchado de grasa y que era tan largo que no se podían ver los pies de aquél hombrecito.

-¡Maestro! Exclamó el Aprendiz de Relojero,

-Yo soy La Pulga Siniestra  y he venido aquí buscando hablar con el Padre Tiempo ya que los relojes del mundo entero se han detenido y esto está ocasionando una gran crisis.

-Si, yo sé lo que está pasando. Y también se dónde esta la llave pero no la puedo alcanzar.

El Padre Tiempo contó: que en las noches cuando todos duermen y desde el comienzo del tiempo va allí a ver como funciona el reloj por dentro.

-Siempre he notado la gran preocupación del Aprendiz de Relojero por hacer su trabajo a la perfección. Anoche, cuando había revisado todos los engranajes, me quedó un poco de grasa en las manos y sin darme cuenta llené el reloj de arena con ella. Fui a buscar un trapo para limpiarme y cuando sacudía mi toga, golpeé sin intención la llave que estaba en su sitio en la pared y cayó por esa ranura, y he pasado todo este tiempo tratando de recuperarla para darle cuerda al reloj y no llego hasta ella.

La Pulga Siniestra se acercó a la ranura, observó la situación: la llave había resbalado, rodó por un tubo y cayó por la pared hasta la misma base del reloj  y dijo:

-Creo que yo la puedo rescatar.

La Pulga Siniestra sacó de su bolsillo un cordel, se quitó el Anillo del Tiempo Consumible e Inconsumible y lo ató en una punta, lo hizo rodar por la rendija, de allí al tubo y aplicando la técnica que aprendió en las costas del Mar Inquieto, cuando pescaba peces Ancla, logró pasar el anillo por uno de los huequitos de la llave. Y poco a poco, con mucha paciencia, con nervios de acero y con mucho pulso logró acercar la llave hasta la rejilla.
El Aprendiz de Relojero se agachó y con extremo cuidado y la delicadeza que da el ser un estupendo relojero, logró agarrar la llave por uno de sus extremos, y ¡la sacó!

-¡BIEN! Retumbó la voz del Padre Tiempo

Rápidamente el Aprendiz de Relojero metió la llave en el hueco redondo y con gran destreza comenzó a darle cuerda al reloj. Tic, Tac, Tic, Tac, Tic, Tac.
Los corazones dejaron de palpitar aceleradamente y a lo lejos el viento traía un rumor que decía: ¡Viva, Viva!.

La Pulga Siniestra sacó su pañuelo preferido de color fucsia y se secó en sudor de la frente al tiempo que recibía un fuerte abrazo del Aprendiz de Relojero y del Padre Tiempo.
Antes de dejar el país de Temporalia, hubo un homenaje a la Pulga Siniestra en la Plaza del Reloj. Allí y en presencia de todos los hacedores de relojes le obsequiaron, por su esfuerzo en rescatar la llave, un reloj de pulso con forma de reloj Cucú y una copia en miniatura de la llave del reloj principal. También le hicieron un reconocimiento al Aprendiz de Relojero, lo nombraron Maestro Relojero que allá en Temporalia equivale al título de Alcalde.
La Pulga Siniestra dejó atrás a sus nuevos amigos, llegó a su casa miró el reloj y vio, las diez de la mañana, y dijo:

¡Que bueno! ¡Ya solo faltan dos horas para comer!

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado, pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.

sábado, 16 de julio de 2011

EL MISTERIO DE LA MINA DE ORO Caso 111

La Pulga Siniestra se encontraba haciendo sus ejercicios matutinos. Había trotado casi 3 Km. cuando de pronto a uno de sus zapatos especiales de Trotamundos Plantiforme  se le soltó una trenza. Se agachó para atársela nuevamente cuando con su agudísimo sentido de audición de polifrecuencia modulada, percibió un leve: Sniff, Sniff, Sniff….Sniff. ¡Alguien lloraba! Siguió el sonido pero no lograba ver a nadie. Sniff, Sniff. Miraba a todos lados: hacia arriba, hacia abajo, hacia atrás, a los lados, pero no lograba ver quien lloraba. Sacó del bolsillo de su chaleco deportivo un instrumento rarísimo. Era con forma de lupa pero sin vidrio. En su centro como suspendida en el aire había una pequeña luz que cambiaba de intensidad a medida que con su mano derecha apuntaba el instrumento en dirección hacia el sonido. De pronto la luz quedó fija en un color verde, pero no tan verde, mas bien azul, pero no tanto y lo que vio la dejó estupefacta. ¡Con razón no lo veía!. Era un pequeño Duende de apenas 20 cm. de altura que sentado sobre una pequeña piedra lloraba desconsoladamente.

La Pulga Siniestra jamás en su vida había visto un duende, había oído hablar de ellos pero creía que era solo una vieja fábula. Sin embargo, allí estaba, con su sombrerito, su saquito verde, sus zapatitos con hebilla y los pantaloncitos a media pierna, y un catalejo de bronce.

Las historias que había escuchado decían que los Gnomos, como también se les dice a los Duendes eran muy peligrosos y ladinos, y que había que ser muy precavidos con ellos pues al menor descuido se apoderaban de las pertenencias de los incautos que se les acercaban.

Sin embargo,  llena de valor le preguntó al duendecillo:

-¿Qué te pasa? ¿Por qué estás llorando?

El Duende, asustado, dio un salto y exclamó:

-¡Lo que me faltaba!, acabo de ser sorprendido y ahora esta pulga me va a pedir tres deseos y no tengo como complacerla. Sniff, Sniff,…..Sniff.

La Pulga Siniestra le dijo:

-¿Cuáles deseos? ¿Por qué lloras?

-¿Tu no sabes que cuando un duende, Sniff…, es sorprendido, Sniff…, tiene que conceder, Sniff…, Sniff tres deseos a quien Snifffffff…… lo sorprende?

-Pero yo no te voy a pedir nada, solo quiero saber ¿por qué estás llorando?

-¿Qué? ¿No pedirás nada?

-No, ¿Qué te pasa?
-Yo, estaba ayer Sniff.., ¿Seguro que no vas a pedir nada?
-Si, seguro.

-Yo estaba ayer trabajando en la mina haciendo lo que debo hacer según lo mandó el Rey Gnomo desde hace 315 años. Debo tener estas ollas llenas de oro todos los días y usar mi catalejo para observar el horizonte para ver si hay un arco iris. Si aparece, yo debo correr a los extremos y colocar una olla en cada extremo. Pero esta mañana cuando fui a la mina, ya no había oro, ¡Todo ha desaparecido! ¡Que tragedia!!! Sniff,… sniff…

-¿Y para qué colocas esas ollas en los extremos?

-Pero ¿Dónde has estado metido tú? ¿No sabes que hay una promesa antigua de nuestro Rey que dice: “Todo el que llegue al pié del arco iris con inocencia, fe e ilusión tiene derecho a una olla de oro?

-No, no lo sabía. Hummmmm…….. ¿Trabajas tu solo?


-Sí. Solo estuvo el Rey hace 315 años cuando me nombró Perforador y Holyador de Oficio.

-Y, ¿Dónde queda esa cueva?

-¡Ajá!, ¡Con que tu también quieres robarme!

-No, solo quiero ayudarte a encontrar el oro extraviado.

-Bien, pero debes taparte los ojos para llevarte hasta allá.

Una vez que La Pulga Siniestra se tapó los ojos empezó el largo camino hacia la mina de oro.
Después de dos horas de camino el Duendecillo le dijo a La Pulga Siniestra:

-Ya puedes abrir los ojos.

-¡Pero si hemos llegado al mismo lugar!

-Sí, es que yo quería estar seguro de que no ibas a robarte algo de lo mío.

Seguidamente el Duendecillo encendió una pequeña pipa y dio dos pasos hacia atrás, uno hacia delante, media vuelta y ¡PLASSSS!, y en menos de un segundo y envueltos en una nube de polvo, ya estaban dentro de la mina de oro.

La Pulga Siniestra sacó una pequeña linterna de luz especial para irradiar rayos lumínicos en sitios recónditos, pero, el Duendecillo ya estaba encendiendo una lámpara antigua, de esas que llevan los mineros en la cabeza. La Pulga Siniestra guardó su linterna y siguió el camino que indicaba el Duendecillo.
Llegaron a un lugar donde claramente se veía que se había trabajado por mucho tiempo.

-Aquí es donde estaba el oro. Con ese pico lo saco de la pared y con esta pala lleno las ollas.

-Verdaderamente parece que quien se llevó el oro no dejó ni un solo granito.

-Ayer mi cueva brillaba de oro por todas partes. No sé que pasó.

-Tranquilo mi pequeño amigo, ya lo encontraremos……. Hummmmm…….

La Pulga Siniestra se encontraba desconcertada, ¿Cómo era posible que tanto oro se desapareciera en el aire así sin más ni más? De repente se escucho un gran DUBDURIBDUUUUU!!!!!!! Por toda la mina y el Duendecillo exclamó:

-¡Me llama el Rey!

De inmediato sacó la pipa, la encendió, dio dos pasos hacia atrás, uno hacia delante, media vuelta y ¡PLASSSS!, y en menos de un segundo y envuelto en una nube de polvo, ¡Desapareció!

Al quedarse en sola La Pulga Siniestra decidió seguir investigando, caminó por la cueva buscando evidencias. Revisó varios túneles y nada, hasta que de pronto algo llamó su atención. Aquel túnel era diferente, era más viejo y mucho más pequeño.
La pulga Siniestra se echó en el suelo y arrastrándose a través de él llegó a una gran caverna. Allí habían muchas cosas: linternas, sacos, ropa de minero, cascos, guantes y un poco mas allá un carretón de sacar minerales.
De pronto alguien tosió y La Pulga Siniestra con gran agilidad volteó y miró hacia el rincón donde había salido el sonido y acercándose sigilosamente vio a un pequeño Gnomo ya muy viejito y de barba acostado en una camita y le preguntó:

-¿Qué haces allí? ¿Qué te pasa? ¿Estás enfermo?

-Si, estoy un poco enfermito

-¿Qué tienes?

-Ya el tiempo y la edad han gastado casi todas mis energías y no me puedo mover.

-¿Necesitas algo?

-¿Me podrías dar un poco de agua? Y señaló un barril que estaba cerca.

-Si. Claro.
La Pulga Siniestra se acercó al barril y agarró un cucharón de oro macizo, lo llenó de agua y se lo dio al Nomo.

-Gracias, ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?

La Pulga Siniestra le contó sobre el Duendecillo, como había llegado a la cueva y el problema de la desaparición del oro.

Luego de oír a La Pulga Siniestra el Nomo le contó lo que pasaba:

-No busques mas, el causante de todo el problema soy yo. Hace 423 años que vivo aquí y el Rey de los Nomos me encargó que trabajara en la mina. Trabajar aquí es solo para Duendes especiales. Tuve que pasar muchas pruebas con otros Duendecillos, al fin, me dieron el puesto a mí y me nombraron Maximum Pintoribum Ilusioraribum y recibí este collar que llevo en mi pecho y que dice ILUSION. Soy yo, quien puede convertir las piedras en oro a través de la inocencia y la ilusión. Ayer me enfermé y por primera vez en tantos años no pude trabajar y por eso nuestro amiguito el Duendecillo no encuentra el oro.

-¡Ya comprendo!

-¿Te puedo preguntar algo?

-Si, claro.

-En todos estos años cuales fueron los tres deseos mas importantes que te pidieron?

-Fue un joven que hace mucho me pidió algo para acabar con la soledad y le di una esposa, algo porque luchar y le di cuatro hijos: dos niñas y dos niños, y el último deseo me dijo que se lo diera yo y le di amor. Dicen que tuvo una gran familia y que todavía perdura el amor hasta en sus nietas y nieto.

De pronto unos gritos estremecieron toda la caverna:

-¿DONDE ESTAS? ¿DONDE TE HAS METIDO?

Era el Duendecillo buscando a La Pulga Siniestra.

-Aquí, aquí. Respondió La Pulga Siniestra

-Pero, ¿Quién es ese Nomo? ¿Qué hace aquí?

El Gnomo con mucho esfuerzo le contó al Duendecillo quien era y con una sonrisa en los labios le colocó el collar de la Ilusión en el pecho y despidiéndose se fue a la Tierra de los Bosques Eternos. ¡Plob! y desapareció en una nubecilla de polvo de oro.
Una lágrima rodó por la mejilla del Duendecillo y La Pulga Siniestra en un largo silencio, le colocó su mano sobre el hombro.

-¡Bueno!, ¡hay que trabajar! Dijo La Pulga Siniestra!

-Sí, el Rey quiere que como sea tenga preparadas las ollas de oro pues parece que viene la lluvia y con ella el Arco iris.

Salieron de la caverna y ¡Sorpresa! Apenas al salir del collar del Duendecillo comenzaron a brotar una inmensa cantidad de rayos color amarillo, bueno, no tan amarillos, más bien como mostaza, bueno no tan mostaza, ¡Color oro puro! que al tocar las paredes de la cueva las convertían en oro.

-¡Mira! Pulga Siniestra, ¡Mira!

Y tan rápido como pudo llenó las ollas de oro al tiempo que le decía:

-Ven, acércate y ayúdame con las ollas.

De inmediato sacó la pipa, la encendió, dio dos pasos hacia atrás, uno hacia delante, media vuelta y ¡PLASSSS!, y en menos de un segundo y envueltos en una nube de polvo de oro aparecieron en lo mas alto de la montaña sobre la mina.
Sacó su catalejo, oteó el horizonte y gritó:

-Allá, allá………….

Agarró las dos ollas, las puso en el suelo, me miró y dijo:

-¿De verdad no quieres tus tres deseos?

-No.

-Gracias por tu ayuda.

De inmediato sacó la pipa, la encendió, dio dos pasos hacia atrás, uno hacia delante, media vuelta y ¡PLASSSS!, y en menos de un segundo y envuelto en una nube de polvo de oro ¡Desapareció!

La Pulga Siniestra no volvió a ver más al Duendecillo, pero dice la historia que cuando llegó a su casa encontró una taza de café caliente, unas galletas de chocolate que son sus favoritas y un manual para la solución de casos imposibles de resolver.

-¡Ah!, ¡Qué Duendecillo este!

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado, pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.

domingo, 10 de julio de 2011

¿QUIEN SE ROBO LAS NUBES? CASO 912 Desenlace

Luego de haber descansado unas pocas horas y aún antes de que el Sol saliera, La Pulga Siniestra puso en marcha su mas osado plan para recuperar las nubes y salvar a la tierra.

Lo primero que hizo fue llamar a seis amiguitos que por sus virtudes conocía muy bien. Sacó su aparato especial de comunicación para niños virtuosos y llamó a Victoria: virtuosa en artes manuales y restauración, Ellen: virtuosa en el arte de la estética y estudiosa de todo tipo de alimentación sustentable, Andrea: virtuosa en delicadeza y especialista en el arte del lenguaje y la comunicación, Adrián, el mas fuerte: virtuoso en el trabajo por su excelencia y dedicación, Galaxia: virtuosa en todo tipo de ritmos y compases y Magia: virtuosa y especialista en la sonrisa y el amor.

Todos se reunieron en el bosque junto al viejo Samán y La Pulga Siniestra les dijo:

-Los he convocado porque el mundo y toda la humanidad está en peligro, ¡puede ser el fin de todo!, las nubes han desaparecido, esto ha producido mucho calor y todo está muriendo. Su misión será reunir a todos los niños del mundo para realizar el arduo trabajo de rescatar las nubes y la vida en nuestro planeta. Se formarán seis grupos según sus virtudes y trabajarán lo mejor que puedan. Yo estaré coordinando todo desde aquí con el viejo Samán. ¡MANOS A LA OBRA!

Y así, como si fueran soldados y muy conscientes del peligro salieron de inmediato a llamar a todos los niños del mundo para rescatar a las nubes.

En el grupo de Victoria estaban centenares de niños artesanos que limpiaban, pulían y recogían todo tipo de semillas y las iban colocando en costales, recogían hojas secas y las convertían en abono.

En el grupo de Ellen miles de niños podaban ramas secas y las colocaban en un solo lugar para que todo el que quisiera pudiera obtener ramas para nidos, palos para cercas, ¡y hasta troncos para casas!. Tambien ése grupo se encargaba de preparar los alimentos para todos los niños trabajadores.

En el grupo de Andrea se reunieron todos los niños de diferentes lenguas del mundo, incluso había un niño que hablaba chino y otro el lenguaje de los mudos. Ellos se pusieron como misión recuperar todos los sonidos de la naturaleza: la cascada cuando cae, el viento cuando sopla y hasta el sonido del trueno van a recuperar.

En el grupo de Adrián estaban todos los niños del mundo que saben sembrar. Unos habren huecos, otros mas pequeños colocan semillas. Las niñas rellenan los hoyos. ¡Que eficiencia!

En el grupo de Galaxia habían miles y miles de niñas cantando y bailando para quitar de la gente la tristeza. Sonreían a todos y los abuelitos se desternillaban de risa. Por donde pasaban todo era alegría.

En el grupo de Magia habían millones de niños llenos de amor. Con una sola mirada, una sola sonrisa, el amor brotaba como por encanto.

La Pulga Siniestra vió todo aquél trabajo que estaban haciendo los niños del mundo y se conmovió:

-¡Caramba!, nunca había visto tanta armonía y dedicación. ¿Qué te parece viejo Samán?

-¡Admirable!

Al caer la noche el trabajo estaba concluído y todos los niños del mundo se sentaron al rededor del viejo Samán, cansados y agotados.

-Gracias por su esfuerzo, dijo el viejo Samán. Ahora a espera el amanecer.

Pasaron las horas y todos los niños muy calladitos esperaron la salida del Sol. ¡Al fin!, ¡Ya sale!. Pasa un laarrrrgoooo rato pero no sucede nada.
Todos miran a La Pulga Siniestra y ella muy preocupada dice:"Ya vengo".
Al poco rato a pareció con todas las madres del mundo y les contó lo sucedido.

Una madre al oír lo sucedido se entristeció y una lágrima rodó por su mejilla, luego pasó lo mismo con otra madre, y con otra, y con otra. Todas lloraban al ver el inmenso esfuerzo de los niños sin que hubiera resultado.

De pronto:  ¡Oh!, ¡Oohhh!, ¡Oooooohhhhh! exclamó el viejo Samán.

-¡Las lágrimas han formado un río y llegaron a mis raices!

De pronto por el calentamiento de la tierra muchas de las lágrimas se hicieron vapor. Y por allá muy lejos apareció la primera nube, luego otra y otra. De pronto se escuchó ¡Rummmmbleeee!. Un tremendo trueno surcó los aires y la naturaleza comenzó a cantar.

Todos los niños se pusieron a cantar, bailar y gritar de alegría. El plan de La Pulga Siniestra había resultado. A los pocos días retornó el verdor a los campos, los pájaros cantaban en los nidos, los ríos y el mar se recuperaron y el hombre entendió que si quieren vivir en el planeta hay que cuidarlo.

La Pulga Siniestra buscó el pez que estaba en la bañera y lo llevó al agua, buscó al pajarillo y lo soltó viéndolo volar muy alto.

Y colorín colorado este cuento se ha terminado, pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro. 

sábado, 9 de julio de 2011

¿QUIEN SE ROBO LAS NUBES? CASO 912 Segunda Parte

La Pulga Siniestra estaba muy intrigada por aquél extraño fenómeno que estaba ocurriendo por toda la tierra. De inmediato tomó su equipo de supervivencia para casos de Desaparicionarybus Absolutys de Nubularys, y emprendió la marcha por todo el planeta para tratar de descubrir lo que estaba sucediendo.

Subió a la montaña mas alta,  ¡Ya no había nieve!buscó por el cielo alguna nube, pero, por ningún punto cardinal del espacio celestial se veía una sola nube. Caminó por el desierto, estaba mas caliente que nunca. Solo pudo ver una nube de polvo que se levantaba muy lejos. Caminó y caminó hasta que llegó a un lugar que parecía haber sido un bosque, ya la noche estaba cayendo y La Pulga Siniestra decidió descansar un poco. Extendió su tienda de campaña ante la noche que avanzaba. Bajo la luz de la luna, la sombra de las ramas de los árboles lucían realmente espectrales.

Tomó una pastilla de Animación Suspendida Alimentaria y cuando se disponía a dormir escuchó: snif,  snif,  snif. Algo ocurría y de un salto se puso de pié y se dirigió hacia donde estaba el sonido.

Era un inmenso Samán ya sin hojas que parecía estar quejándose. Se colocó en los oídos el Equipo de Traducción de Lenguaje Arboreo y escuchó:

-¡Me muero!, ¡me muero de sed!. ¿Quién me puede ayudar?

-Yo te ayudaré.

-¿Quién está allí?

-Soy yo, La Pulga Siniestra, que ando por el mundo investigando quién se robó las nubes.

-¿Me podrías conseguir una gota de agua?

-¡Claro!. Y sacando una botella de agua destilada la regó íntegra en las raíces del Samán.

-¡Vaya! ¡Que rico!, ¡Que bien se siente!

-Oye, ¿Puedo preguntarte algo?

-Sí.

-¿Sabes tú que pasó con las nubes?

-Mira querida amiga, yo tengo 675 años y nunca había visto algo tan extraño. Un día habían nubes, rocío, lluvia, frescor y al otro ya no había ninguna nube en el cielo.

-¡Que curioso!, exclamó La Pulga Siniestra.

-Fíjate que el calor ha sido tan grande que una familia de canarios que vivía en mis ramas tuvieron que marcharse buscando agua. Lo mismo pasó con las ardillas que estaban en mi tronco y las abejas que tenían su colmena en mi copa.

La Pulga Siniestra le contó al viejo Samán todo lo que había visto por el mundo. ¡Cuanta tristeza!

-¿Sabes, viejo Samán? lo que mas ví en todos los lugares que recorrí fue mucha basura: papeles, potes plásticos, latas, escombros. Creo que ésa ha sido la causa. Creo que todos nos hemos robado las nubes.

El viejo Samán le dijo a La Pulga Siniestra:

-Cada vez que hay vacaciones yo sufro mucho. Aquí vienen las personas y dejan mucha basura, disparan a los animales del bosque, botan desperdicios en el río y lo que mas me preocupa: ¡Hacen fogatas!

-¡Es terrible!, ¿Y no usan la papelera?

-No.

-Creo que debo tomar medidas drásticas si quiero solucionar este caso. Por los momentos debo descansar y planificar lo que hay que hacer para cambiar las cosas.

Se acurrucó junto al viejo Samán y se durmió.

-Buenas noches Pulga Siniestra. 

jueves, 7 de julio de 2011

¿QUIEN SE ROBO LAS NUBES? CASO 912

Aquel día era ideal para ir a la playa, pasear por el campo o simplemente caminar por el parque.

La Pulga Siniestra sentía la necesidad de compartir un poco con la naturaleza. Realmente merecía ese descanso ya que últimamente no salía de la biblioteca estudiando viejos casos no resueltos desde hacía mucho tiempo por otros investigadores.

Resolvió ir a la playa, recogió su traje de baño, una buena sombrilla, el protector solar y tomó su bicicleta y comenzó a pedalear hacia la playa.


El día era espectacular, un sol radiante comenzaba a calentar la mañana y todo prometía salir muy bien en este hermoso día.
Mientras pedaleaba comenzó a sentir los efectos del ejercicio y mentalmente pensaba en lo sabrosa y fresca que estaría el agua de la playa. A los pocos minutos llegó a la orilla, bajó de la bicicleta, abrió la sombrilla y cuando se disponía a ponerse el traje de baño, algo sumamente extraño llamó su atención:

-¿Qué le pasará a ese pez que está tan cerca de la orilla?

Fue hacia él y observó que el pobrecillo casi no respiraba y le preguntó en lenguaje pez que tan perfectamente dominaba:

¿Qué te pasa?

Y el pez respondió:

-¿Dónde has estado todo este tiempo? ¿No te has dado cuenta de lo que está pasando desde hace tres días?


-No, ¿Qué está sucediendo?


-El mar se calienta, muchos de mis amigos se han ido a aguas mas profundas pero todo es igual. Tanto en el Norte como en el Sur se está derritiendo el hielo de los Polos y no tenemos a donde ir.


-La verdad es que he estado ocupado estudiando en la biblioteca, tan concentrado en ello que ni siquiera he leído periódico y menos aún he visto noticias. Pero yo te voy a ayudar.


-Mira, el problema viene porque ya no hay nubes y sin sombra, el agua se ha calentado.


La Pulga Siniestra sacó de un bolsillo un estuche con pastillas oxiacuosas para sostenimiento de vida piscícola fuera del agua, y se la dió a su pequeño amigo. Tomó una botella con agua salada y metió allí al pez.


La Pulga Siniestra recogió las cosas y se dirigió a su casa para comenzar con la investigación. En el camino notó a mucha gente con botellas de agua para tomar, abanicos y ropa muy ligera. Todos agobiados por el sofocante calor.

Muchas hojas de los árboles habían caído y todo comenzaba a ponerse seco y triste. De repente algo le golpeó la cabeza. Era un pajarito que en pleno vuelo había perdido el conocimiento y le cayó encima en picada.

-¡Amiguito!, ¡amiguito!, ¿estás bien?

Le preguntó en lenguaje pájaro; el cual había aprendido cuando trabajó resolviendo un caso en el país de Pajarolandia.


-¿Do...do..dónde estoy?


-¡Caíste del cielo como roca sobre mi cabeza!, ven conmigo a mi casa para que bebas agua fresca y te recuperes un poco.

-Está bien, ¡El calor es espantoso!

Ya en la casa y habiendo colocado al pez en la bañera y darle agua al pajarito se puso a investigar y descubrió que desde aproximadamente tres días las nubes se habían desaparecido del planeta. Era un caso muy raro. ¿Dónde se habrán metido las nubes? ¿Cómo pudieron desaparecer? ¿Qué será de la vida en el planeta sin las nubes?

sábado, 2 de julio de 2011

CRIMEN Y CASTIGO, ELCASO DE LAS GALLETAS Y EL RATON TRASNOCHADOR. (Caso)345 Desenlace

Así pues, La Pulga Siniestra esperó pacientemente a que cayera la tarde y comenzó con su plan de acción.
Le pidió a La Abuelita que se fuera a su cuarto y que no saliera de allí hasta que la llamara. 

-Abuelita, no salgas del cuarto pase lo que pase. Yo atraparé al fantasma. Esta misma noche acabaré con él.

-Si Pulga Siniestra, ¿será muy peligroso?

-Tranquila, pronto terminará este problema.

La Pulga Siniestra acomodó sus trampas y esperó a que llegara la media noche.
Cuando el reloj sonó y dieron las doce campanadas, La Pulga Siniestra pudo percibir con su agudísimo instinto de preservación, aquel sonido tan familiar: clip, clip. ¡Allí estaba de nuevo!.

-¡Esta vez no se me escapará!.
 
Detrás de la nevera se asomó algo y de pronto y casi sin darse cuenta empezó un gran zaperoco. Se oía: ¡Plas!, ¡Plas!, ¡Plas!.....................¡Plas!, eran las cien trampas de ratón que al unísono se iban activando y brincaban y volaban por los aires, la harina se cayó y algo se metió a toda carrera en la botella que La Pulga Siniestra había dejado en un rincón, acostada en el suelo.

-¡Te tengo!, exclamó La Pulga Siniestra.

Y con la velocidad del rayo colocó el triple corcho de seguridad en la boca de la botella.

La Abuelita que en toda la noche no había pegado un ojo, desde su cuarto gritó:

-¿Lo tienes?

-Sí

-¿Puedo salir para verlo?

-Sí

La Abuelita salió del cuarto con un palo  y vió a La Pulga Siniestra con la botella en la mano, y dentro de ella había algo tenebrosamente blanco que se movía.
¡Susto! y mas ¡Susto!

-¿Ese fantasma es muy peligroso? preguntó la ancianita.

-No es un fantasma. Es un ratón que por el susto cayó dentro del saco de harina y por eso está todo blanquito.

-¿Un ratón?

Y de inmediato La Abuelita se acercó a verlo mejor. En efecto, ¡Era un pequeño y tembloroso ratón!. La Abuelita al ver lo asustado del ratoncito, se compadeció y le dijo a La Pulga Siniestra:

-Es tan pequeño, debe tener hambre, seguro tiene frío y está tan asustadito.
¿Podría quedármelo?, ¡se ve tan solito!

-Bien, querida amiga, aquí lo tienes. Cuídalo y sean de aquí en adelante los mejores amigos.

La Pulga Siniestra quitó el tapón de triple seguridad y La Abuelita abrazó al ratoncito con mucho cariño. Y cuenta la historia que los ruidos y los fantasmas jamás aparecieron y que vivieron felices para siempre.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado, pasó por un zapatito roto y la próxima semana les cuento otro.