lunes, 20 de febrero de 2012

"LUCAS Y EL BARRIL DE VINO" Caso 352

Aquel día la familia Gota Gorda estaba muy ansiosa, Juanita la mamá, estaba ya con dolores de parto y Pablo, desesperado y sin saber que hacer, corría de un lado para otro mirando impaciente por la ventana. Julio, su vecino, había salido a buscar al Dr. Pródigo Parto para que atendiera a su esposa. Ya habían pasado dos minutos y todavía no llegaban. Mirando su reloj tomaba el tiempo de los espasmos:

-¡Ahora son cada minuto y pico!

-¡Por favor, quédate tranquilo que me pones mas nerviosa!

-Si mi amor, yo me quedo tranquilo.

Decía Pablo al tiempo que aceleraba su paso de la sala al comedor, a la cocina, a la ventana, al porche.

-¡Yo estoy tranquilo!

Al cabo de cinco tortuosos minutos, allá a lo lejos en el camino, apareció una nube de polvo que hacía un carretón ya conocido en la comarca, sobre todo porque de un lado tenía escrito: “Dr. Pródigo Parto: Especialista en tratamiento de cadillos, uñeros, puntadas, espasmos, cólicos y algo más”.

-¡Por fin, ya vienen!

Pasaron tres minutos más que le parecieron a Pablo una eternidad…
-¡Hola Dr. Pródigo! ¿Cree usted que el niño estará bien? ¿Y Juanita? ¿Y será pronto? ¿Será mas tarde?

-Tranquilo Pablo, Julio prepara una taza de nerviosilin y dásela al futuro padre.

-Si doctor. Y tú Pablo tranquilízate que pones nerviosa a Juanita.

-¡Hola Juanita! ¿Cómo te sientes?

-Bueno doctor, un poquito adolorida. Creo que no se equivocó cuando en la última consulta me dijo que el bebé nacería un día de estos.

-Cierto, yo nunca me equivoco.

Mientras tanto en la cocina, Pablo bebía el té de nerviosilin apresuradamente al tiempo que Julio trataba de distraerlo hablándole un poco sobre próxima cosecha de uvas que parecía sería muy buena.

-Si, lo que tu digas Julio. ¿Ya nacería el bebé? Yo no oigo nada.

-¡Pablo, apenas acaba de llegar el doctor Pródigo!

-Cierto. ¿Cuánto faltará?

-¡Epa! ¡Los de la cocina!, calienten un poco de agua, traigan toallas y sábanas limpias. ¡Pablo, prepara la ropita del bebé para estar listos! Y tú Julio, trae el otro maletín de la carreta que bajé, el de los termómetros para perros.

-¡Doctor! ¡Creo que ya va a nacer!

-¡Vaya, creo que sí! Puja un poco, más, más… ¡Que hermoso bebé!

-Con mucho cuidado el doctor Pródigo cortó el cordón umbilical, envolvió al niño en una toalla blanca y lo colocó en el regazo de su madre.

-Fue como usted dijo doctor, ¡Un varón! Y chilla bastante.

Al mismo tiempo se escuchó un platanazo en la sala a la vez que Julio entregaba el agua y la ropita del bebé que Pablo no había atinado en conseguir, pese a que se encontraba ordenadita sobre la mesa de la sala.

-¿Qué sucedió?

-Es Pablo doctor, se acaba de desmayar al oír el llanto del bebé. ¿Qué hago?

-¿Está sobre la alfombra?

-Si.
-Coloca su cabeza sobre un cojín y déjalo allí. El pobre la está pasando un poco mal. Es difícil ser papá por primera vez. A mí también me pasó lo mismo al principio.

-¡Pero doctor! Usted no tiene hijos.

-Si, es cierto. Es vergonzoso, pero fue atendiendo mi primer parto. El padre tuvo que traer al niño al mundo.

-Bien, te ayudaré a vestir al bebé.

Pasaron cinco minutos cuando Pablo como un cohete se levantó del piso y entró corriendo a ver a Juanita y a su bebé.

-¡Que hermoso es!

Abrazó a Juanita, le dio un beso, tomó el niño en sus brazos y…

-¿Por qué no tiene puestos los escarpines?

-Le quedan pequeños. Yo ya lo examiné y está perfectamente de salud. El único detalle es que tiene los pies un poquito grandes.

-Pero doctor los escarpines que le compramos eran los mas grandes que habían en  la tienda, pues, pequeños ya no quedaban.

-Yo creo que debemos ponerle unas medias tuyas. El niño no puede estar sin abrigo en sus piecesitos.

-Bien doctor.

Las medias de Pablo le quedaron perfectas al bebé.

-Debo llenar la ficha. ¿Cómo se llamará el bebé?

-Lucas ¿Verdad pablo? Así como el abuelo.

-Si cariño.

El doctor se despidió deseándole lo mejor a la familia al tiempo que recibía un mensaje de Julio.

-Doctor afuera hay un señor que lo busca. Parece que su mula tiene un caso severo de estornuditis.

-¡A si! Ese es Pascual y Cloe, la mula sorda. Bueno ¡Suerte a todos!

-Julio gracias por la ayuda. Eres un excelente amigo.

-Por nada Pablo. Bueno voy a mi casa a dar de comer a Polilla, ni gallina favorita. Nos vemos.

Pablo y Juanita estaban encantados Lucas pero ese encanto se transformaba en preocupación cuando al bajar la mirada veían aquellos grandes pies.
El tiempo fue pasando y Lucas creció fuerte. Durante el tiempo que estuvo en la escuela muchos compañeros hacían bromas por lo grande de sus pies. Llegaron a ser tan grandes que ya no se conseguían zapatos para él. Un día en un baile al que fue invitado, conoció a La Pulga Siniestra con quien hizo una gran amistad al enseñarle el famoso paso de baile “Te llevo sobre mis pies”.  Un día Lucas creció y llegó a ser un hombre, pero no conseguía trabajo. La Pulga Siniestra le hizo ver que tener los pies grandes no era una desventaja: podía dar pasos más largos, podía llegar más temprano, podía patear mas duro,
podía bailar con dos personas a la vez.
Y cuenta la historia que por ninguna de esas cosas se hizo famoso. Pero aprovechó las reflexiones de La Pulga Siniestra. El logró el éxito y el orgullo de sus amigos y familiares cuando luego de ayudar a su padre en la recolección de las uvas, decidió que ya no las vendería más en el mercado y las haría vino. Y dice la leyenda que con solo pisar una vez, exprimía tanta uva que salía un barril de vino. Desde aquel día la gente lo conocería como el hombre de los pies colorados.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado. Pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.


Recuerda: “Todos los niños son buenos y aprovechan sus condiciones para sacar el mejor provecho de ellas”.


martes, 14 de febrero de 2012

"UN ESPEJO DESCABELLADO" Caso 621


Lourdes y Jaime siempre pasaban por aquella casa para ir a la escuela. Eran muchas las historias tenebrosas que sobre ella se tejían: que si los fantasmas, que el señor sin cabeza, que si el caballo sin jinete… Pero la más espeluznante de todas es la del viejo sin cabeza con sombrero de pico. Cuenta la leyenda que en aquella casa vivía un joven muy trabajador. El tenía una hermosa esposa y una preciosísima hija. Los tres vivían allí muy felices hasta que un día su niña cayó víctima de una extraña y penosa enfermedad. La niña estaba como siempre jugando con su perrito Golfo, cuando de pronto sintió un extraño malestar. Su mamá, al ver que el dolor no pasaba, la llevó al doctor. El doctor habló con papá y mamá de la necesidad de tratar a la niña en el hospital. Para ello debían dejar a la niña allí. El tratamiento fue largo y fuerte, tanto que el pelo de la niña se fue cayendo hasta que no quedó uno solo sobre su cabeza. La felicidad de aquella familia se transformó en una gran tristeza. Sin embargo los padres de la niña nunca demostraban a la niña preocupación alguna y toda la enfermedad de su niña la enfrentaron con paciencia y mucho amor hacia la pequeña. Un día…

-Sabes mamá, quisiera verme en el espejo.

La madre no sabía que hacer. Estaba muy preocupada por la reacción de su niña cuando se mirara en el espejo. Consultó con el papá y ambos decidieron complacer la petición de la niña.

-Amor, aquí traemos el espejo. Antes de que te mires en él es importante que sepas que ya no tienes pelo en tu cabeza y que en tus cejas queda muy poco.

Aquellas palabras salían del dolor mas profundo de una madre y de un padre para con su hija.

-Si mamá. Yo se que ya no tengo pelo, pero aún así, deseo ver mi cabeza.

Una lágrima corrió fugaz por el rostro de la madre mientras el padre hacía un esfuerzo por tragar la saliva que ya no tenía en su boca. Del bolso la mamá sacó un espejo y se lo dio a la niña.
La niña estiró su manito y haciendo un gran esfuerzo sostuvo el espejo frente a su cara y una sonrisa como la que hacía tiempo no tenía, asomó de la cara de la niña.

-Mami, es que dentro del espejo hay una niña que no conozco y sin pelo. Además mira lo que dice en la parte de abajo del espejo.

La mamá leyó una leyenda grabada en el mango del espejo: “Soy un espejo descabellado”. De inmediato la madre también sonrió al darse cuenta que cuando ella miraba su rostro en el espejo, su pelo, quedaba fuera de la imagen y ella misma parecía una mujer sin pelo.
Ambas madre e hija reían sin parar al ver como lucían las personas sin pelo en la cabeza.
El padre extrañado preguntó:

-¿Qué pasa? ¿Por qué ríen tanto?

La mamá le puso el pequeño espejo enfrente y el papá soltó una carcajada que se escuchó por todo el pasillo hasta el puesto de enfermeras.
Al poco tiempo la habitación estaba llena de gente viéndose en el pequeño espejo y sonriendo por la forma de verse en él.
Sin que nadie se percatara un extraño personaje vestido de águila calva se acercó a la niña y le regaló un sombrero de pico.

-A ver, ¿Cómo te ves con este sombrero puesto?

-¡Me veo igual!, ¡El sombrero no cabe en el espejo! Ja, Ja. Ja.
¡Aquel día, fue formidable! Los padres de la niña compartieron con ella mucho amor y mucha alegría. Dicen que cuando la niña se fue al país de nunca jamás se fue con una sonrisa y mirando la belleza de una cabeza sin un solo pelo.
Ya para la familia las cosas nunca volvieron a ser iguales, sin embargo, durante mucho tiempo se observó a los padres de la niña reír al mirarse en un espejo llevando en su cabeza un sombrero de pico.
Al poco tiempo se fue la mamá al país de nunca jamás y el papá también un día hizo lo mismo. Y dice la historia que allá están los tres, siempre jugando y riendo en un lugar lleno de espejos descabellados y disfrutando que lo lindo porque allí donde ellos están, quiéranlo o no todo el mundo es pelón.

-Jaime, ¿Tú crees que esa historia es verdad?

Una voz de adulto respondió desde atrás:

-Si, yo estuve allí.

Y quitándose el sombrero de pico de la cabeza de águila calva del disfraz que llevaba puesto les contó:

Ese día, como todos los sábados, yo fui al hospital a compartir con los niños enfermos y vi a esa señora tan triste y tan preocupada por su niña enferma. Hablé con ella y le obsequié el espejo descabellado asegurándole que éste daría alegría a su niña y así fue.
Con el tiempo hice amistad con los padres de la niña y cada sábado vuelvo aquí a guardar mi traje y el sombrero de pico.
Poco a poco se fue quitando el traje…

-¡Pulga Siniestra!

-Si amiguitos, recuerden siempre que no debemos creer que la belleza es solo lo que vemos, también las personas tienen dentro de sí sentimientos, deseos y sueños. Todo eso en su conjunto es lo que hace que las personas seamos hermosas. Tanto el pelo como las uñas de vez en cuando hay que cortarlas porque a medida que crecen van sobrando. Lo importante es abrir el corazón y vernos como realmente somos. Esto es para ustedes.

La Pulga Siniestra sacó de su saco un par de espejos descabellados y un par de sombreros de pico y los niños se fueron jugando y riendo. Nunca más tendrán miedo de aquella casa y mirarán a todos a través del espejo para ver cómo realmente son.

Y colorín colorado este cuento se ha terminado. Pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.

Dedicado a todos los niños que padecen de cáncer. “Todos los niños son buenos y cuando se enferman merecen toda nuestra comprensión, amor y apoyo”


domingo, 5 de febrero de 2012

"LA MONEDA DE DOBLE VALOR" Caso 888

Carmen estaba de regreso a su casa después de un ajetreado día de clases. Su maestra la señorita Emilia la Cariñosa le había contado la fabulosa historia de la hormiga sorda y la banda musical. Iba pensando en esa historia cuando algo allá a lo lejos, en el suelo, a un lado del camino, llamó su atención. Tenía cierto brillo y su destello lo hacía resaltar sobre todo el paisaje. Se fue acercando y se dio cuenta que era una moneda. Al principio pensó que alguien la había perdido. Miró hacia los lados y oteó a la distancia a ver si alguien estaba por allí. Seguramente pertenecía al que estuviera cerca, pero no vio a nadie. Pensó: “mamá me ha dicho que no agarre nada que no sea mío”. Pero por otro lado, si la recojo podría encontrar a su dueño.
Se agachó y la tomó del suelo. Era una moneda muy bonita y rara. No era como las monedas con la que normalmente compraba dulces en la tienda cuando iba de compras con mamá. Y tenía en sus lados una inscripción que decía en un extraño lenguaje “VALORUM DOBLORUM”. Ella no tenía idea de lo que aquellas extrañas palabras significaban.
Poco a poco, paso a paso, llegó a su casa.

-¡Hola mamá!

-¡Hola Carmen! – y al tiempo que abrazaba a su niña le preguntaba- ¿cómo te fue hoy en la escuela?

-Muy bien mamá. La señorita Emilia la Cariñosa nos contó una historia de una hormiga sorda que dirigía una banda musical en la selva, elefantes, rinocerontes, monos, grillos y todo tipo de animal.

-¡Que interesante! ¿Algo más?

-Si, de regreso a casa me encontré algo a la orilla del camino. Yo sé que tú me has dicho que no agarre cosas que no son mías, pero yo al no ver a nadie por allí, pensé que podría ayudar a conseguir a su dueño.

-¿Si? ¿Y cómo lo vas a hacer?

-Yo le voy a llevar la moneda a nuestro vecino, La Pulga Siniestra, estoy segura que él hallará a su dueño.

-Bueno, ve a su casa y no tardes mucho.

Carmen dio un beso a su mamá y salió a la casa de al lado. Cuando iba a tocar la puerta escuchó la voz de La Pulga Siniestra que decía:

-Pasa Carmen la puerta está abierta.

¿Cómo lo hacía?, ni siquiera llegó a tocar la puerta. Era evidente que La Pulga Siniestra tenía un sexto sentido para percibir las visitas.

-¿Qué traes para mí?

¿Cómo lo hace? Parecía que leía el pensamiento de Carmen.

-Hoy viniendo de la escuela encontré a la orilla del camino esta moneda. Busqué en el horizonte a ver si alguien estaba cerca porque seguramente sería su dueño y no vi a nadie. Tiene una extraña inscripción: “VALORUM DOBLORUM”.

Instantáneamente La Pulga Siniestra dejó el experimento con sustancias engomadas que estaba haciendo y se acercó con lupa en mano hacia la moneda.

-¡Caramba! Es un “DOBLORUM VALORUM”, nunca había visto uno pero he oído hablar de él en los círculos herméticos de los buscadores de tesoros.

-¿Sabes quién podría ser su dueño?

-Dicen que hace muchos años un galeón que traía oro de Japonilandia se hundió luego de una fuerte tormenta en el mar de la calma y que trajo un cofre lleno de esas monedas especiales.

-¿Especiales?

-Si, son muy especiales pues, cuando compras algo siempre te dan el doble de lo que adquiriste.

-Pero ¿Quién es su dueño? ¿Cómo llegó a la orilla del camino?

-A ver, a ver…

La pulga Siniestra se acercó aún más con su potente lupa y de pronto…

-¡Aja! Ya sé como llegó hasta allá. Aquí hay una marca en la moneda que solo puede ser echa por el pico de un alcatraz mollejón. Seguramente la corriente marina llevó el tesoro a alguna isla del mar de la calma y el alcatraz confundiendo la moneda con un pez dorado de las profundidades superficiales lo comió. Luego emprendió vuelo hacia el norte y al conseguirse con vientos de cola se desvió  dos grados a babor y pasando justo por el camino de la escuela hacia tu casa, la moneda se cayó del pico y tú la encontraste.

-¿Y cómo consigo al alcatraz mollejón para darle su moneda?

-¡Imposible!, una vez que el alcatraz emigra lo hace solo para ir al país de nunca jamás. Me temo que la moneda es tuya.
-¿Mía?

-Si, tú eres su dueña.

-Bien, voy a contarle a mamá. Gracias Pulga Siniestra.

-Adiós Carmen. Por favor no cierres la puerta que Don Ruperto está en la esquina y viene para acá.

Carmen salió de la casa, miró hacia todos lados pero no vio a nadie, sin embargo, no cerró la puerta como dijo La Pulga Siniestra. Se fue a su casa y cuando iba a entrar miró hacia atrás y Don Ruperto venía doblando la esquina hacia la casa de La Pulga Siniestra.

-¿Cómo lo hace?

-¡Hola Carmen! ¿Qué te dijo nuestro vecino?

Carmen le contó a su mamá todo lo que le había dicho La Pulga Siniestra…

-Bueno, pero piensa bien cuando vayas a utilizarla para que en verdad saques el mejor provecho de esa moneda.

-Si mami.

Por aquellos días había una feria en la comarca y Carmen pidió permiso a su mamá y a su papá para ir a los juegos y utilizar su moneda. Sus padres le dieron permiso y Carmen se fue muy contenta.
Al llegar a la feria miró la enorme noria dando vueltas y pensó: “Si compro un pase me darán dos y luego no podré regresar a casa por lo mareada que estaré”. Luego vio aquellos extraordinarios carritos chocones y pensó: “Me darán dos pases y regresaré a casa llena de moretones”. Luego vio aquellos sabrosísimos dulces de algodón de azúcar y pensó: “Si pido uno, me darán dos y mi barriguita me dolerá mucho tiempo”. Luego se sentó a mirar a la gente como se divertía y mientras lo hacía observó a un niño buscado en un bote de basura…

-¿Qué haces?

-Busco algo para comer. A veces la gente no se come todo y echan lo que sobra aquí y yo lo recojo. Parte me la como y parte la llevo a mi casa para darle a mi abuelo que está ya muy mayor.

Carmen sin dudarlo metió la mano en su bolsillo y le dio la moneda al muchacho a la vez que le hablaba de las cualidades de la moneda.
El niño se puso feliz, le dio las gracias a Carmen y se fue corriendo a comprar comida para su abuelito y para él. Luego, Carmen se fue a su casa…

-¿Te divertiste Carmen?

-Si mamá.

-Espero que no hayas comido en exceso.

-No papá.

-Bueno Carmen, es hora de dormir, mañana hay colegio y hay que madrugar.

-¡Buenas noches mamá, buenas noches papá!

-¡Buenas noches!

A la mañana siguiente Carmen iba caminando hacia su escuela pensando en el niño de la feria y en su abuelito. De repente, como por encanto, estaban allí dos monedas de “VALORUM DOBLORUM” y exclamó:

-¡Es cierto! ¡Es cierto! ¡La Pulga Siniestra tenía razón! Esta moneda siempre da el doble. Miró al cielo pero no vio nada, sin embargo escuchó a lo lejos el graznido de un alcatraz.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado. Pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.

Recuerda: “Todos los niños son buenos y siempre pueden recibir el doble de lo que dan”


domingo, 29 de enero de 2012

"LA COMARCA DEL PARAISO PERDIDO" Caso 447

Aquel día La Pulga Siniestra había estado estudiando el viejo mapa de la Comarca del Paraíso Perdido. Justo como le había dicho Himara es un lugar muy sagrado para todos los momificatus, ya que una vez al año, en noche de luna llena, van allí para celebrar los compromisos entre aquellos que van a vivir unidos para siempre. La unión la hacen frente a los restos mortales del primer Momificatus Perpetuos y Yoraima, con quien permaneció unido durante todo un milenio, hasta que partieron juntos al país de La Ultima Vuelta.
Himara había estado desde la mañana preparándose para la ocasión. Según la tradición, ella no debía estar junto a aquella persona con la cual sellaría un compromiso eterno. Además debía preparar el lugus amorosus para beberlo junto con el que se comprometería con ella.
Por su parte La Pulga Siniestra había preparado una sorpresa para Himara. Estuvo toda la mañana caminando por los picos curvos de la serranía ubicando lo que quería para Himara y lo había conseguido. Nadie olvidaría aquel obsequio tan especial para sellar su compromiso con ella.
Ya la tarde estaba cayendo y en el horizonte se veían los últimos rayos del sol dibujando con sus destellos un cielo color naranja.
Para una ocasión tan importante, que solo ocurría una vez al año y en noche de luna llena, los participantes debían vestir sus mejores galas. La Pulga Siniestra había volteado su chaleco de doble fondo, dejando el color mamey aterciopelado con acabado de lujo hacia afuera, colocó su silbato de plata alrededor de su cuello, en la solapa extensible del chaleco colocó una flor de cocorote, se puso un pantalón color cereza, zapatos de charol verde manzana, un pañuelo amarillo de sopla sopla y su sombrero negro de ala gacha.
Se colocó con el grupo que esa noche iba a comprometerse. Tomó su antorcha de incienso de choco vainillina y al igual que los demás volteó su mirada hacia la catarata de las aguas perpetuas.
Poco a poco comenzó a asomarse un pequeño brillo que presagiaba una noche espectacular. Las estrellas empezaron a titilar y como por un mágico encanto apareció sobre la cascada una luna preciosísima. Nunca había visto algo parecido. El brillo de la luna era tal, que combinado con el rocío de la catarata mostraba un arcoiris nocturno, que comenzaba en la parte alta de la caída de agua y terminaba sobre el techo de cristal dorado del templo de los momificatis perpetuos. Al mismo tiempo salía del templo el canto del pájaro dorado. Poco a poco todos se fueron a la plaza principal haciendo dos filas y llevando sus antorchas encendidas. La gente que allí estaba aplaudía a la forma tradicional juntando solo dos dedos y los niños colocaban una alfombra de flores de rococó entre las dos largas filas de los futuros comprometidos. De pronto, las doncellas salieron cada una de sus casas. Todas divinamente ataviadas. Hermosos peinados y trajes que con el resplandor de la luna brillaban de muchísimos colores.
Las doncellas se fueron agrupando y serenamente comenzaron a cantar la canción del loaloa, teniendo como música de fondo el canto del ave dorada del templo. Poco a poco fueron pasando entre las filas de los comprometidos, sobre la alfombra de pétalos. Entre las filas y las doncellas se cruzaban miradas furtivas y sonrisas picarescas.
Entre todo el grupo La Pulga Siniestra vio a Himara. Nunca había visto una criatura más hermosa. Su pelo cubierto de musgo fluorescente, su traje de helechos trenzados, su collar de caracoles titilantes y entre sus manos un cofrecito conteniendo su compromiso.
A medida que avanzaban las doncellas las filas caminaban junto a ellas iluminando el camino hacia el templo de los momificatis perpetuos. Los niños, las flores, el canto, las estrellas, la luna, todo era maravilloso.
Al llegar al templo, los niños abrieron las puertas y un ave dorada de cola muy larga sobrevoló el recinto y se colocó sobre un árbol cerca del sillón del compromiso. Al entrar todos al inmenso templo se hizo un gran silencio mientras todos elevaban su mirada al techo de cristal. Llegó el momento en que la luna se fue moviendo hasta colocarse directamente encima del templo. Sus rayos comenzaron a tocar el árbol donde estaba el pájaro dorado, el cual comenzó a reverdecer al tiempo que mostraba unos capullos que se convertían en botones de muchos colores.
Estalló entonces una gran algarabía y las parejas corrieron a tomarse de la mano y se colocaban bajo las ramas del inmenso árbol. Cada uno le decía su compromiso al otro, le entregaba una ofrenda y del árbol un botón se abría y se transformaba en una preciosa flor, cada una diferente a la otra.
Himara y La Pulga Siniestra se acercaron al árbol del pájaro dorado y tomados de la mano se acercaron el uno al otro…

-En este cofre está mi corazón, llévalo donde tú estés para que siempre estemos juntos.

Y entregó el cofre a La Pulga Siniestra, que al abrirlo miró una piedra que brillaba con mas colores que el arcoiris y emitía destellos que parecían latidos.

-Cada vez que el silbato suene, volveré a ti…

La Pulga Siniestra se quitó el silbato de plata del cuello y se lo colocó a Himara en el suyo.

Miraron hacia el árbol y un hermoso botón se transformó en una multicolorida flor.

La Pulga Siniestra se acercó a Himara, la miró a los ojos y acercando sus labios… se besaron apasionadamente al tiempo que con el rabillo del ojo Himara buscaba hacia arriba por si acaso aparecía el pajarraco.

-¡Que extraño! El pajarraco no apareció.

-Tranquila, todo está solucionado.

De pronto, sobre la mesa del gran templo, se montó un momificatus con su violín y llevando el compás con sus dos pies ¡Comenzó la gran fiesta!

Así pasó toda la noche hasta el amanecer.

-¿Cuándo te irás?

-Mañana. Hay gente que necesita de mí y debo ayudarlas. Pero tú sabes que al sonar el silbato yo vendré de inmediato.

Y dice la historia que La Pulga Siniestra volvió a su comarca, pero algo en forma de pajarraco domesticado con un silbado al cuello, lo viene a buscar por las noches y lo trae en la mañana.

¿Quién sabe? De pronto son inventos de la gente.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado. Pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.

Recuerda: “Todos los niños son buenos y no existe algo mas maravilloso que el amor”


domingo, 22 de enero de 2012

"LA COMARCA DEL PARAISO PERDIDO" Caso 446



Eran las tres de la mañana cuando una dulce voz se acercó al capullo de hojas de dormidera y dijo suavemente:

-Si quieres conocer la tierra del viento al revés debes levantarte ahora. ¡Hay mucho que andar!, sobre la mesa hay jugo de totí y pan de piquito.

-¡Hola! ¿Ya estás lista?

-Si.

La Pulga Siniestra se lavó la cara y luego de asearse se acercó y tomó un sabroso jugo de totí. También compartió un poco del pan de piquito con la madrugadora Himara y luego de colocarse su chaleco comenzó la larga caminata.
Himara llevaba un cristal hueco con una luciérnaga que refractaba muchas luces de colores cual un prisma. Al mismo tiempo la luz reaccionaba con el camino, el cual al recibir el rayo de luz, brillaba en la oscuridad como un espejo deslumbrante.

-¡Que hermoso!, ¡i Si todos los caminos fueran así, yo siempre viajaría de noche!

-¡Silencio!

Dijo Himara en tono muy bajito.

-Puedes despertar al señor carnavalito

La Pulga Siniestra miró aquel extraño ser que Himara señalaba y en tono muy bajo preguntó:

-¿Acaso es un gusano de colores?

-No, -respondió Himara en el mismo tono-, es transparente, lo que sucede es que cada uno de los anillos de su cuerpo toman el color del fruto que come. Si come carmelandia toma una coloración roja, si come tamarilandia el otro toma una coloración marrón, si come berrolandia el otro anillo toma una coloración verde. Este por ejemplo ha comido: Piñolandia, uvalandia, madarilandia, piñolandia, carmelan…

-Si, si, ya entendí. ¿Y por qué hay tantos zapatos de tenis en el suelo?

-¿Cómo crees tú que va a ir descalzo por el bosque?

-Cierto.

El camino estaba repleto de flores de colores y matices indescriptibles. Algunas se abrían y cerraban cual si estuvieran respirando. Otras, con sus estambres amarillos en la punta, se mecían al compás de nuestros pasos cual si llevaran el compás.
Ya estaban los primeros rayos de sol despuntando en el cielo cuando Himara, dirigiéndose a la luciérnaga que nos ayudó con su luz, le dijo:

-Gracias.

La luciérnaga emitió un cordial Biiip y salió volando dejando un humito color naranja.

-Nosotros vamos hacia allá.

Himara señaló un volcán inmenso e imponente. El volcán ya estaba extinto y no representaba ningún peligro.

-Primero iremos a la cueva de los escalofríos, luego a la boca del volcán por los pasajes del escalofrío, luego viajaremos en ala tapón sobre las ventoleras escalofriantes hasta llegar a la playa de las tortugas corredoras.

La Pulga Siniestra había visto muchas cosas extrañas, pero este paseo era verdaderamente algo nuevo para su comprensión.
Siguieron caminando hasta que llegaron a la entrada de una cueva. Allí había un letrero que decía: “Aquí solo hay oro, diamante, piedras preciosas”.
Entraron en la cueva y efectivamente las paredes estaban llenas de zafiros, rubíes, oro y mas adelante un río color esmeralda porque su fondo era todo de esa piedra preciosa. Allí no hacía falta tener linterna pues un pequeño rayo de sol que iluminara en la entrada, rebotaba con su luminosidad en todas piedras preciosas aumentando su claridad.

-¡Que hermoso es esto Himara! ¿Quién descubrió estas cuevas?

-Fue un joven Momificatus Perpetuos, que tratando de escapar de un pajarraco gigantisimus se escondió aquí y gracias a eso salvó su vida. Mira

La Pulga Siniestra volteó hacia donde Himara señalaba y leyó: “Gracias a esta cueva descubrí el túnel del escalofrío. Fue maravilloso”

-¿Dónde queda en túnel del escalofrío?

-Ven.

Apenas dan unos pocos pasos cuando una suave pero fría brisa provoca que cada uno de sus pelos se ponga de punta.
-¡Vaya!, Así es que por esto la llaman la cueva de los escalofríos.

-Sigamos por este pasaje.

Era otro túnel que a medida que andaban se iba poniendo mas pequeño.

-¡Oye! ¡Ya casi no podemos avanzar más! Y la brisa se concentra para convertirse en un fuerte y frío viento.

El túnel se había convertido en una especie de embudo natural y el frío viento soplaba despeinando a Himara y revolviendo la chaqueta de La Pulga Siniestra. Himara saca dos pañuelos de su bolso de musgo sedoso, al tiempo que le indica a La Pulga Siniestra que agarre fuertemente las cuatro puntas.
De repente, el pañuelo se abre y la fuerte brisa los eleva rápidamente hasta expulsarlos por una fumarola del volcán. Luego, al salir de su torrente el pañuelo actuaba como paracaídas, pero de pronto, otra fumarola de aire helado los elevaba y volvían a flotar y así estuvieron por bastante rato, subiendo y bajando, riéndose y disfrutando de la espectacular vista que desde las alturas tenían de la comarca.

-Ya entendí por qué le dicen la tierra del viento al revés.

  Al fin una fumarola los hizo dar muchas vueltas en el aire y poco a poco fueron cayendo, con mucha suavidad a la orilla de la más preciosa playa en la que jamás La Pulga Siniestra había estado.

-¡Que arena tan suave, fina y blanca! ¡El mar es a la vez azul y cristalino!. ¡Desde aquí puedo ver los peces! ¡Las palmas con sus racimos de piñas de penachos de cambur y los cocoteros de concha delgada! ¡Y tú, Himara!

-¿Qué te pareció el paseo?

-¡Perfecto!

Al decir estas palabras La Pulga Siniestra tomó la mano de Himara y mirándola a los ojos le dijo:
-Eres maravillosa.

Himara bajó la mirada ruborizada. Al tiempo La Pulga Siniestra puso su mano en la barbilla de Himara, acercándose a ella y cerrando ambos los ojos… ¡Zass! De la nada apareció un pajarraco que arrebató el momento de ensueño de ambos. La Pulga Siniestra reaccionó con la velocidad del rayo. Sacó de su saco su pistola de redes para rescates oportunos, disparó y rescató de las garras de la malvada criatura a Himara. Lo que sigue no se puede describir en este capítulo debido a que las escenas son muy cruentas, pero dice la historia que nunca nadie había visto a La Pulga Siniestra tan de mal genio. También dicen que alguien que observaba el cielo en aquel momento descubrió un cometa en forma de ave, pero aún no ha sido confirmado. Otros dicen que unos pescadores vieron en una solitaria isla a un pajarraco maltrecho emitiendo señales de SOS, pero no pudieron ayudarlo porque la resaca era muy fuerte.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado. Pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.

Recuerda: “Todos los niños son buenos y siempre han sabido que tener buenos sentimientos es mejor que el oro, los diamantes y las piedras preciosas”.  


domingo, 15 de enero de 2012

"LA COMARCA DEL PARAISO PERDIDO" Caso 445

La aldea de los Momificatis Perpetuos era muy hermosa. A medida que la recorría en compañía de la hermosa Himara iba comprendiendo las costumbres de sus pobladores, por ejemplo: sobre las puertas de cada casa había una escritura en una lengua apocalíptica trabada. Su mensaje variaba de una a la otra, “Opnagui Currucuqui” decía en una, que significa: pasa con las patas limpias. “Opus Aliñosus”, que significa: un pollo por persona. Pero la que mas me llamaba la atención era la de la casa de Himara: “Largarus Vasibirus de  Viniribus” que significa: tómese una conmigo y junto al letrero había una cabra amarrada junto a un vaso y todo el que pasaba la ordeñaba y se bebía un vaso de sabrosísima leche.

-¿Quién es el jefe de La Comarca del Paraíso Perdido?

-En nuestro pueblo no hay jefes, todos somos libres. Solo existe una ley que nadie debe quebrantar: “Libertaribunis felicisimus” que significa: Libres y Felices. Es nuestra obligación vivir así para que la armonía no se rompa.

La Pulga Siniestra se maravillaba cada vez más de aquella gente. Por todos lados lo saludaban y le ofrecían hospitalidad, los niños corrían con sus ropajes de fibra de cocorocó riendo y jugando con tanta felicidad, que por un instante quiso regresar a su niñez y ser como ellos.
En el centro del pueblo había una gran plaza con una mesa hecha de piedra, sobre ella había numerosas frutas exóticas de colores y aromas jamás encontrados por La Pulga Siniestra. Había dedos de cambur que salían injertados en la parte superior de las piñas; Cocos rellenos de melocotón; Patillas que en vez de semilla tenían uvas y lo que más le gustó: un aguacate con palmito en su centro. Era maravilloso todo aquello.

-Nosotros comemos todos los días juntos cuando el sol se pone en la montaña de la gran caída de agua.
Mientras Himara decía esto, La Pulga Siniestra ve algo sobre la mesa que llamó su atención:

-¿Qué es eso? ¿Comen ustedes gusanos gigantes?

Himara se ríe del desconocimiento de su acompañante y le dice:

-No, ese es un chanchito multipatipedo. Los criamos solo para ocasiones especiales.

-¡Parece un cochino con diez patas!

Himara lo ve y llena de paciencia le dice:

-Ven, vayamos al río.

-Bien.

El camino hacia el río estaba rodeado de una selva exuberante. Flores de doble pétalo tan grandes y fragantes que podías acostarte sobre ellas y al levantarte quedabas impregnado de un sabroso perfume que te duraba todo el día. Si te acostabas sobre varias flores el aroma era muy similar al perfume de cóctel de azahares con narcisos aterciopelados. Las lianas estaban revestidas de un verdísimo musgo cubierto de florecitas amarillas, blancas, violetas y arriba los pájaros cantadores trinaban a ratos como chirulí, a ratos como canarios, a ratos como paraulatas.

-¿Qué es eso?

-Es un ave real canora de pico curvo

La Pulga Siniestra estaba viendo un pájaro extraordinario, de color dorado, grande, pero no tanto; más bien pequeño. Su cola brillaba como un sol y tenía una pluma de casi dos metros de largo. Sobre su cabeza había tres plumas en forma de zarcillos que remataban su punta con una campanita, la cual sonaba cada vez que el ave movía su cabeza. Tenía un canto que parecía decir: Temmmplusssss Mooooiffiiicatisssss Perpetuosssss. La Pulga Siniestra se detuvo un momento, sacó de su chaqueta el viejo mapa y se lo mostró a Himara.

-Este pájaro lo he visto antes.

-Bueno, es posible. Solo hay una condición para los que allí llegan.

-¿Cuál es?

-Debes asumir un compromiso perpetuo.

La Pulga Siniestra se paralizó de inmediato.

-¿Compromiso? ¿Cuál compromiso?
-El compromiso a unirse con alguien a perpetuidad.

-¡Ah!, ese compromiso…

La Pulga Siniestra guardó nuevamente el mapa en el bolsillo de su saco y siguió caminando, como meditando hasta que llagaron al río.

-¡Hola río!, ¡Hola pez!, ¡Hola Naturalis!

-¿Con quién hablas?

-Es parte de nuestra tradición que al llegar al río agradezcamos su grandeza ya que su agua nos da la vida de aves, plantas y todo lo que está sobre la tierra. Saludo al pez porque es mi amigo y a Naturalis porque ella me aconseja.

Casi no había terminado Himara de hablar cuando del río se asomó la cabeza de un pez con escamas de colores, como un arcoiris y una voz como de canto de sirena exclamó:

-¡Hola Himara!

-¡Hola Señor pez!

-¿Quién es tu amigo?

-Es La Pulga Siniestra

-¡Bienvenido al río de las aguas perpetuas!

-¡Gracias Señor pez!, pero, ¿Cómo es posible que hable nuestro idioma?

-Nosotros somos antes que los humanos en la creación, por lo tanto sabemos mucho más que ellos. Solo que siempre estamos callados porque sabemos que si habláramos delante de ellos nos llenarían de preguntas como: ¿Existen las sirenas? ¿El Holandés errante es un verdadero barco fantasma? ¿Dónde está el tesoro del pirata atolondrado? Es por eso que nos mantenemos en silencio. Aquí no lo hacemos porque cuando vienen las personas de la comarca solo vienen a beber agua, bañarse y a escuchar de nuestras charlas y cantos marinos.

-Es un honor que haya hablado conmigo.

-Lo hago porque tu fama de hombre prudente te ha precedido hasta el mismísimo reino de Neptuno.

-¡Gracias Señor pez!

De pronto otra voz salió del bosque. Una gran Señora vestida con un bellísimo traje de musgo y vegetales salió del bosque y saludó a Himara.

-¡Himara!

-¡Hola naturaleza!

Por donde la Señora pasaba el pasto reverdecía y miles de florecitas abrían sus pétalos.

-Ya oí que eres La Pulga Siniestra. Tu fama también ha llegado hasta mí. Aún recuerdo cuando salvaste aquellos árboles de hojas petrificadas de ser convertidos en adornos exóticos, también la vez que combatiste aquel voraz incendio que casi termina con el bosque de pinos ponchados y tantos pájaros y ardillas que has salvado.

-Yo solo hice lo que creí que era justo.

-Si, y eso fue muy bueno.

Así pasaron la mañana: hablando, cantando, riendo y soñando en aquel paraíso.
De regreso llegaron al centro del pueblo. Todos estaban reunidos alrededor de la inmensa mesa de piedra. Un niño dijo:

-¡Gracias a la naturaleza, al agua, y todo lo que está aquí podemos comer!

De inmediato sonó un gran aplauso y todos comenzaron a comer.
Había mucho apetito. Nada se desperdiciaba y los niños comían carnes, sopas, frutas y vegetales muy contentos. Al final nada sobró y un Momificatis sacó un violín y montado sobre la mesa llevando el compás con un pié, comenzó a tocar una alegre y divertida tonada. Todos, grandes y chicos se miraron unos a otros y corrieron a buscar sus parejas: los mayores con sus perpetuas, los jóvenes con sus casi perpetuas, los pequeños agarrados de la mano rodearon a todos en un inmenso círculo que giraba para un lado y para el otro al compás de la música.
De pronto La Pulga Siniestra sintió un jalón y casi sin darse cuenta estaba bailando el conocidísimo baile de la pata loca en el mismo centro de toda aquella algarabía de risas y felicidad.
La música paró repentinamente. La Pulga Siniestra se quedó mirando a los ojos de la hermosa Himara mientras ella también mirándolo le regalaba una dulce sonrisa. Poco a poco los rostros se fueron acercando el uno al otro. Ambos cerraron los ojos al momento que una sombra gigantesca los envolvía. Himara acerco sus labios a los de La Pulga Siniestra a la vez que extendía sus brazos para abrazarla y…
¡Zaasss! Una garras horripilantes vinieron del cielo y arrebataron a Himara de los brazos de La Pulga Siniestra, quien al detectar el peligro y con su acostumbrada velocidad, sacó su arma que dispara redes del fondo de su saco. Disparó y rescató de las garras de aquel pajarraco a la hermosa Himara.
Lo que sucedió al pajarraco no lo contaré aquí por consideración a los niños y la extrema crueldad del episodio. Sin embargo dicen que por allá en las montañas volcánicas de Sajonilandia hay un pajarraco extraño y sin plumas deambulando por allí contándole a todos que La Pulga Siniestra lo peló todito.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado. Pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.

Recuerda: Todos los niños son buenos y la fama por sus buenas acciones siempre habla bien de ellos.

domingo, 8 de enero de 2012

"La Comarca del Paraíso Perdido" Caso 444


La Pulga Siniestra se había levantado muy temprano como de costumbre, ya se había tomado su taza de chocolate calentito cuando, dirigiéndose a la puerta, echó una última mirada a su casa, tomó su bolso con el equipo de supervivencia y saliendo cerró la puerta. El sol estaba apenas apareciendo sobre las laderas de la comarca y los pájaros comenzaban a despertar con revoloteos y sus alegres trinos. Todo aquello presagiaba en su hermosura, las excelentes vacaciones que La Pulga Siniestra durante tanto tiempo había planificado a la comarca del Paraíso Perdido.
En un viejo mapa que desde hacía mucho tiempo había caído casualmente en su poder, aparecía un pequeñísimo punto y sobre él estaba escrito: “Templo Momificatis Perpetuos”. Ese era el objetivo. Luego de muchas noches en vela e innumerables horas de investigación, La Pulga Siniestra descubrió que el viejo mapa correspondía a un pueblo que existió hace muchos siglos y que su cultura había desaparecido al igual que su ubicación geográfica. Gracias a un aparato diseñado por La Pulga Siniestra en su laboratorio, pudo determinar la posición de la comarca del Paraíso Perdido, utilizando para ello el posicionador interespacial magnetizado con aguja señaladora.
Se aproximó al muelle de la comarca. Allí tomaría el viejo vapor que lo conduciría hasta la catarata de piedra, luego un viaje en paracaídas, atravesar unas pocas decenas de kilómetros en la jungla, recorrer un tramo del río Longevo y allí en su centro sumergirse hasta la cueva bajo el agua, puerta al pasadizo que lo llevaría al fin hasta la comarca del paraíso perdido.
-Buenos días Capitán.
-Buenos días Pulga Siniestra. Es un alto honor tenerte como pasajero en este buque. Aún recuerdo la última vez que estuviste aquí solicitando mis servicios.
-Si. Yo también lo recuerdo. Especialmente cuando por curioso abriste la jaula del dragón aterciopelado y casi nos cocina a los dos.
-Si. – Decía el capitán con una sonrisa en los labios – Mira, allí todavía queda las señales del incendio que provocó con sus estornudos sobre cubierta.
-Ja, Ja, ¡Que tiempos aquellos!
El viaje transcurrió apacible. En cubierta La Pulga Siniestra observaba a los caimanes tomando el sol en la ribera.
-Ya estamos cerca de la catarata de piedra.
-Si, desde hace un rato estoy escuchando la caída de agua.
La catarata de piedra lleva ese nombre porque en su centro, antes de la caída de agua, hay una inmensa piedra plana que para el que no la conozca, daría la impresión de que está a punto de caer por los setenta y cinco metros de de la cima de la catarata a la profundidad del abismo líquido.
La Pulga Siniestra se sube a un bote de goma que está al lado del viejo buque y se deja llevar por la corriente hacia la enorme piedra. Mientras tanto el viejo vapor hace un gran esfuerzo y sale de la corriente del río para ponerse a salvo de la succión de la catarata de piedra.
Ya sobre la piedra, La Pulga Siniestra saluda a su viejo amigo el capitán del buque el cual le responde con un gran silbatazo del vapor. La Pulga Siniestra desinfla el bote, lo dobla y saca su paracaídas, se lo coloca, amarra el bote a su pecho, toma impulso y…
-¡Jerónimo!
De un salto se lanza sin vacilación alguna al vacío. Al cabo de unos segundos terroríficos, hala la cuerda y un hermoso paracaídas de colores muy parecidos al del arco iris se abre y cae suavemente. Desde las alturas La Pulga Siniestra observa el posible sitio de aterrizaje pero no localiza un espacio adecuado. Entonces haciendo gala de una gran intrepidez, decide aterrizar en el centro del caudaloso río. Cae e instantáneamente la corriente del río arrastra con fuerza el paracaídas hacia en fondo. La Pulga Siniestra corta con su cuchillo para emergencias de caída en aguas profundas el arnés del paracaídas y se libera. Sale a la superficie, toma una gran bocanada de aire y se suelta del pecho los amarres del bote de goma, tira de la válvula de gas comprimido y el bote se infla como por arte de magia. De un salto se sube en él y contempla el remolino de agua que forma la catarata de piedra en su base. Saca su remo extensible que siempre le acompaña y haciendo un esfuerzo sobrehumano rema fuertemente hasta salir de la succión del enorme remolino. Ya en aguas mas serenas sube el remo y descansa un poco para recuperar fuerzas.
La corriente lo va llevando suavemente y él va observando la espesa selva que bordea los márgenes del río. Aves de miles de colores y trinos jamás oídos retumbaban en el ambiente. Unos monos coco pelado con unas rayas rojas en el lomo jugueteaban entre las lianas que colgaban desde un lado al otro del río. Un pez enorme y con forma de delfín con una concha arriba de su lomo, en forma de caracol, pasó muy cerca de él. La Pulga Siniestra nunca había visto animales como aquéllos, parecía que había dado un salto a épocas pretéritas y desconocidas para los científicos.
Después de mucho tiempo navegando La Pulga Siniestra vio que el río llegaba a su fin y orilló su embarcación.
¿Cómo es posible que el río llegue hasta esta montaña y ya no halla mas río? Se preguntaba sin hallar respuesta. Se sentó sobre una roca y observando una rama que flotaba en el centro del río se dio cuenta de que en un momento ella se hundió y no salió más.
-¡Aja!, ¡Lo tengo!, el río tiene un pasaje subterráneo.
La Pulga Siniestra sacó el mapa y observó unos jeroglíficos que mostraban un pasaje secreto hacia la comarca del paraíso perdido. Ya era muy tarde. Lo pensó bien y decidió montar campamento, comer y descansar bien para que mañana, a primera hora, intentar llegar a la comarca del paraíso perdido.
La noche era fabulosa. Miles de luciérnagas iluminaban de tal manera que no hacía falta encender una fogata. El cielo estaba lleno de estrellas y la luna brillaba en la noche como una torta de maíz con sabor dulzón.
Al día siguiente guardó el bote en un lugar seguro en la orilla y tomándose dos píldoras de oxígeno comprimido de presentación económica, comenzó a nadar hacia el centro del río. De pronto sintió como una poderosísima corriente de agua lo succionaba hacia abajo. De inmediato comprendió que sería inútil luchar en contra de esa poderosísima fuerza y se dejó llevar por ella. Bajo el agua abrió los ojos y pudo darse cuenta de la cantidad de peces tan raros y hermosos que allí estaban. Había también un temblador que ya no temblaba, una piraña gigantesca sin dientes, un hipopótamo delgado y con cola de pez, un cocodrilo de pico corto y también vio una culebra de agua con cuerpo de cochino. Casi sin darse cuenta su cabeza tropezó con una pared de piedra y al instante la misma corriente de agua que lo succionó hacia abajo ahora lo lanzaba hacia arriba, miró y pudo observar que la superficie del agua estaba apenas a unos metros sobre su cabeza. Comenzó a mover los pies y las manos y nadar hacia la superficie. Al fin salió y quedó maravillado.
Lo primero que vio fue un árbol que tenía cambures, higos, uvas, naranjas, manzanas y tamarindos en la misma planta. Los frutos eran muy grandes y desde donde estaba podía percibir la fragancia de aquellas frutas.
Salió del agua y vio como entre el bosque había un camino cubierto de pepitas de oro y rubíes de todos tamaños que hacían competencia de belleza con las coloridas flores que se hallaban a sus lados. Fue caminando embelezado con tanta belleza y preguntándose cómo habría sido aquella cultura tan rica que sus calles eran de oro y de rubí. Llegó a una especie de poblado construido en las ramas de gigantescos árboles petrificados. Cada rama era mucho más grande que el árbol más grande de la comarca y en ellas, esculpidas habían casitas con puertas hexagonales como si de una colmena se tratara.
Todo aquello estaba muy limpio, pareciera que…
-¡HMNBJJumiiii!
En efecto, el pueblo estaba habitado. Rápidamente La Pulga Siniestra sacó su traductor de lenguas bien requetemuertas, lo colocó en su oreja, alargó del dispositivo un micrófono pluriidiomático y se presentó.
-Soy La Pulga Siniestra y desde hace mucho tiempo he querido visitar esta comarca.
-Nosotros somos el pueblo de los Momificatis Perpetuos y nunca habíamos visto a alguien como tú. ¿De dónde vienes? ¿Qué quieres?
-Vengo de tierras muy lejanas en donde nunca hemos sabido de ustedes y quiero conocer sobre su cultura.
Casi imperceptible alguien detrás de él dijo:
-Parece pacífico.
La Pulga Siniestra volteó de inmediato hacia aquella voz y quedó maravillado ante la hermosura de aquella muchacha que hablaba. Por primera vez en su vida La Pulga Siniestra no sabía que decir, se sentía torpe y un poco tonto.
Una chica vestida de selva y con una cabellera larga y hermosamente brillante lo miraba con sus enormes ojos negros. La Pulga Siniestra se sentía extraño, un escalofrío cruzó su espalda. El estómago comenzó a dolerle y la luenga se me le traba y no puso casi nada dicir.
-¿Tienes hambre? Le preguntó la joven.
La Pulga Siniestra solo atinó a decir:
-SSS…
-Ven, me llamo Himara
-Yo me llamo La…. Se me olvidó…
-Toma esto es yuti es una raíz comestible que tiene sabor aterciopelado y agridulce. ¿Te gusta?
-Si.
De repente y casi sin darse cuenta un grito ensordecedor sale desde lo alto y un extraño pájaro de garras negras arrebata a Himara desde el mismo frente de La Pulga Siniestra quien despertando como de un profundo sopor se da cuenta de que un ave enorme se ha robado a la joven justo frente a él.
Como de rayo la reacción de La Pulga Siniestra se pone de manifiesto. De su saco extrae una pistola lanza redes y de un disparo certero atrapa a la joven que está en las garras del malvado pajarraco y comienza una encarnizada batalla que por su crueldad y respeto a los niños no podemos describir aquí pero que termina con el rescate de Himara y la cocción del pájaro a la brasa. Humm! Para chuparse los dedos.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado, pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.
Recuerda: Todos los niños son buenos y siempre está atentos para ayudar a sus semejantes.