lunes, 20 de febrero de 2012

"LUCAS Y EL BARRIL DE VINO" Caso 352

Aquel día la familia Gota Gorda estaba muy ansiosa, Juanita la mamá, estaba ya con dolores de parto y Pablo, desesperado y sin saber que hacer, corría de un lado para otro mirando impaciente por la ventana. Julio, su vecino, había salido a buscar al Dr. Pródigo Parto para que atendiera a su esposa. Ya habían pasado dos minutos y todavía no llegaban. Mirando su reloj tomaba el tiempo de los espasmos:

-¡Ahora son cada minuto y pico!

-¡Por favor, quédate tranquilo que me pones mas nerviosa!

-Si mi amor, yo me quedo tranquilo.

Decía Pablo al tiempo que aceleraba su paso de la sala al comedor, a la cocina, a la ventana, al porche.

-¡Yo estoy tranquilo!

Al cabo de cinco tortuosos minutos, allá a lo lejos en el camino, apareció una nube de polvo que hacía un carretón ya conocido en la comarca, sobre todo porque de un lado tenía escrito: “Dr. Pródigo Parto: Especialista en tratamiento de cadillos, uñeros, puntadas, espasmos, cólicos y algo más”.

-¡Por fin, ya vienen!

Pasaron tres minutos más que le parecieron a Pablo una eternidad…
-¡Hola Dr. Pródigo! ¿Cree usted que el niño estará bien? ¿Y Juanita? ¿Y será pronto? ¿Será mas tarde?

-Tranquilo Pablo, Julio prepara una taza de nerviosilin y dásela al futuro padre.

-Si doctor. Y tú Pablo tranquilízate que pones nerviosa a Juanita.

-¡Hola Juanita! ¿Cómo te sientes?

-Bueno doctor, un poquito adolorida. Creo que no se equivocó cuando en la última consulta me dijo que el bebé nacería un día de estos.

-Cierto, yo nunca me equivoco.

Mientras tanto en la cocina, Pablo bebía el té de nerviosilin apresuradamente al tiempo que Julio trataba de distraerlo hablándole un poco sobre próxima cosecha de uvas que parecía sería muy buena.

-Si, lo que tu digas Julio. ¿Ya nacería el bebé? Yo no oigo nada.

-¡Pablo, apenas acaba de llegar el doctor Pródigo!

-Cierto. ¿Cuánto faltará?

-¡Epa! ¡Los de la cocina!, calienten un poco de agua, traigan toallas y sábanas limpias. ¡Pablo, prepara la ropita del bebé para estar listos! Y tú Julio, trae el otro maletín de la carreta que bajé, el de los termómetros para perros.

-¡Doctor! ¡Creo que ya va a nacer!

-¡Vaya, creo que sí! Puja un poco, más, más… ¡Que hermoso bebé!

-Con mucho cuidado el doctor Pródigo cortó el cordón umbilical, envolvió al niño en una toalla blanca y lo colocó en el regazo de su madre.

-Fue como usted dijo doctor, ¡Un varón! Y chilla bastante.

Al mismo tiempo se escuchó un platanazo en la sala a la vez que Julio entregaba el agua y la ropita del bebé que Pablo no había atinado en conseguir, pese a que se encontraba ordenadita sobre la mesa de la sala.

-¿Qué sucedió?

-Es Pablo doctor, se acaba de desmayar al oír el llanto del bebé. ¿Qué hago?

-¿Está sobre la alfombra?

-Si.
-Coloca su cabeza sobre un cojín y déjalo allí. El pobre la está pasando un poco mal. Es difícil ser papá por primera vez. A mí también me pasó lo mismo al principio.

-¡Pero doctor! Usted no tiene hijos.

-Si, es cierto. Es vergonzoso, pero fue atendiendo mi primer parto. El padre tuvo que traer al niño al mundo.

-Bien, te ayudaré a vestir al bebé.

Pasaron cinco minutos cuando Pablo como un cohete se levantó del piso y entró corriendo a ver a Juanita y a su bebé.

-¡Que hermoso es!

Abrazó a Juanita, le dio un beso, tomó el niño en sus brazos y…

-¿Por qué no tiene puestos los escarpines?

-Le quedan pequeños. Yo ya lo examiné y está perfectamente de salud. El único detalle es que tiene los pies un poquito grandes.

-Pero doctor los escarpines que le compramos eran los mas grandes que habían en  la tienda, pues, pequeños ya no quedaban.

-Yo creo que debemos ponerle unas medias tuyas. El niño no puede estar sin abrigo en sus piecesitos.

-Bien doctor.

Las medias de Pablo le quedaron perfectas al bebé.

-Debo llenar la ficha. ¿Cómo se llamará el bebé?

-Lucas ¿Verdad pablo? Así como el abuelo.

-Si cariño.

El doctor se despidió deseándole lo mejor a la familia al tiempo que recibía un mensaje de Julio.

-Doctor afuera hay un señor que lo busca. Parece que su mula tiene un caso severo de estornuditis.

-¡A si! Ese es Pascual y Cloe, la mula sorda. Bueno ¡Suerte a todos!

-Julio gracias por la ayuda. Eres un excelente amigo.

-Por nada Pablo. Bueno voy a mi casa a dar de comer a Polilla, ni gallina favorita. Nos vemos.

Pablo y Juanita estaban encantados Lucas pero ese encanto se transformaba en preocupación cuando al bajar la mirada veían aquellos grandes pies.
El tiempo fue pasando y Lucas creció fuerte. Durante el tiempo que estuvo en la escuela muchos compañeros hacían bromas por lo grande de sus pies. Llegaron a ser tan grandes que ya no se conseguían zapatos para él. Un día en un baile al que fue invitado, conoció a La Pulga Siniestra con quien hizo una gran amistad al enseñarle el famoso paso de baile “Te llevo sobre mis pies”.  Un día Lucas creció y llegó a ser un hombre, pero no conseguía trabajo. La Pulga Siniestra le hizo ver que tener los pies grandes no era una desventaja: podía dar pasos más largos, podía llegar más temprano, podía patear mas duro,
podía bailar con dos personas a la vez.
Y cuenta la historia que por ninguna de esas cosas se hizo famoso. Pero aprovechó las reflexiones de La Pulga Siniestra. El logró el éxito y el orgullo de sus amigos y familiares cuando luego de ayudar a su padre en la recolección de las uvas, decidió que ya no las vendería más en el mercado y las haría vino. Y dice la leyenda que con solo pisar una vez, exprimía tanta uva que salía un barril de vino. Desde aquel día la gente lo conocería como el hombre de los pies colorados.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado. Pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.


Recuerda: “Todos los niños son buenos y aprovechan sus condiciones para sacar el mejor provecho de ellas”.


martes, 14 de febrero de 2012

"UN ESPEJO DESCABELLADO" Caso 621


Lourdes y Jaime siempre pasaban por aquella casa para ir a la escuela. Eran muchas las historias tenebrosas que sobre ella se tejían: que si los fantasmas, que el señor sin cabeza, que si el caballo sin jinete… Pero la más espeluznante de todas es la del viejo sin cabeza con sombrero de pico. Cuenta la leyenda que en aquella casa vivía un joven muy trabajador. El tenía una hermosa esposa y una preciosísima hija. Los tres vivían allí muy felices hasta que un día su niña cayó víctima de una extraña y penosa enfermedad. La niña estaba como siempre jugando con su perrito Golfo, cuando de pronto sintió un extraño malestar. Su mamá, al ver que el dolor no pasaba, la llevó al doctor. El doctor habló con papá y mamá de la necesidad de tratar a la niña en el hospital. Para ello debían dejar a la niña allí. El tratamiento fue largo y fuerte, tanto que el pelo de la niña se fue cayendo hasta que no quedó uno solo sobre su cabeza. La felicidad de aquella familia se transformó en una gran tristeza. Sin embargo los padres de la niña nunca demostraban a la niña preocupación alguna y toda la enfermedad de su niña la enfrentaron con paciencia y mucho amor hacia la pequeña. Un día…

-Sabes mamá, quisiera verme en el espejo.

La madre no sabía que hacer. Estaba muy preocupada por la reacción de su niña cuando se mirara en el espejo. Consultó con el papá y ambos decidieron complacer la petición de la niña.

-Amor, aquí traemos el espejo. Antes de que te mires en él es importante que sepas que ya no tienes pelo en tu cabeza y que en tus cejas queda muy poco.

Aquellas palabras salían del dolor mas profundo de una madre y de un padre para con su hija.

-Si mamá. Yo se que ya no tengo pelo, pero aún así, deseo ver mi cabeza.

Una lágrima corrió fugaz por el rostro de la madre mientras el padre hacía un esfuerzo por tragar la saliva que ya no tenía en su boca. Del bolso la mamá sacó un espejo y se lo dio a la niña.
La niña estiró su manito y haciendo un gran esfuerzo sostuvo el espejo frente a su cara y una sonrisa como la que hacía tiempo no tenía, asomó de la cara de la niña.

-Mami, es que dentro del espejo hay una niña que no conozco y sin pelo. Además mira lo que dice en la parte de abajo del espejo.

La mamá leyó una leyenda grabada en el mango del espejo: “Soy un espejo descabellado”. De inmediato la madre también sonrió al darse cuenta que cuando ella miraba su rostro en el espejo, su pelo, quedaba fuera de la imagen y ella misma parecía una mujer sin pelo.
Ambas madre e hija reían sin parar al ver como lucían las personas sin pelo en la cabeza.
El padre extrañado preguntó:

-¿Qué pasa? ¿Por qué ríen tanto?

La mamá le puso el pequeño espejo enfrente y el papá soltó una carcajada que se escuchó por todo el pasillo hasta el puesto de enfermeras.
Al poco tiempo la habitación estaba llena de gente viéndose en el pequeño espejo y sonriendo por la forma de verse en él.
Sin que nadie se percatara un extraño personaje vestido de águila calva se acercó a la niña y le regaló un sombrero de pico.

-A ver, ¿Cómo te ves con este sombrero puesto?

-¡Me veo igual!, ¡El sombrero no cabe en el espejo! Ja, Ja. Ja.
¡Aquel día, fue formidable! Los padres de la niña compartieron con ella mucho amor y mucha alegría. Dicen que cuando la niña se fue al país de nunca jamás se fue con una sonrisa y mirando la belleza de una cabeza sin un solo pelo.
Ya para la familia las cosas nunca volvieron a ser iguales, sin embargo, durante mucho tiempo se observó a los padres de la niña reír al mirarse en un espejo llevando en su cabeza un sombrero de pico.
Al poco tiempo se fue la mamá al país de nunca jamás y el papá también un día hizo lo mismo. Y dice la historia que allá están los tres, siempre jugando y riendo en un lugar lleno de espejos descabellados y disfrutando que lo lindo porque allí donde ellos están, quiéranlo o no todo el mundo es pelón.

-Jaime, ¿Tú crees que esa historia es verdad?

Una voz de adulto respondió desde atrás:

-Si, yo estuve allí.

Y quitándose el sombrero de pico de la cabeza de águila calva del disfraz que llevaba puesto les contó:

Ese día, como todos los sábados, yo fui al hospital a compartir con los niños enfermos y vi a esa señora tan triste y tan preocupada por su niña enferma. Hablé con ella y le obsequié el espejo descabellado asegurándole que éste daría alegría a su niña y así fue.
Con el tiempo hice amistad con los padres de la niña y cada sábado vuelvo aquí a guardar mi traje y el sombrero de pico.
Poco a poco se fue quitando el traje…

-¡Pulga Siniestra!

-Si amiguitos, recuerden siempre que no debemos creer que la belleza es solo lo que vemos, también las personas tienen dentro de sí sentimientos, deseos y sueños. Todo eso en su conjunto es lo que hace que las personas seamos hermosas. Tanto el pelo como las uñas de vez en cuando hay que cortarlas porque a medida que crecen van sobrando. Lo importante es abrir el corazón y vernos como realmente somos. Esto es para ustedes.

La Pulga Siniestra sacó de su saco un par de espejos descabellados y un par de sombreros de pico y los niños se fueron jugando y riendo. Nunca más tendrán miedo de aquella casa y mirarán a todos a través del espejo para ver cómo realmente son.

Y colorín colorado este cuento se ha terminado. Pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.

Dedicado a todos los niños que padecen de cáncer. “Todos los niños son buenos y cuando se enferman merecen toda nuestra comprensión, amor y apoyo”


domingo, 5 de febrero de 2012

"LA MONEDA DE DOBLE VALOR" Caso 888

Carmen estaba de regreso a su casa después de un ajetreado día de clases. Su maestra la señorita Emilia la Cariñosa le había contado la fabulosa historia de la hormiga sorda y la banda musical. Iba pensando en esa historia cuando algo allá a lo lejos, en el suelo, a un lado del camino, llamó su atención. Tenía cierto brillo y su destello lo hacía resaltar sobre todo el paisaje. Se fue acercando y se dio cuenta que era una moneda. Al principio pensó que alguien la había perdido. Miró hacia los lados y oteó a la distancia a ver si alguien estaba por allí. Seguramente pertenecía al que estuviera cerca, pero no vio a nadie. Pensó: “mamá me ha dicho que no agarre nada que no sea mío”. Pero por otro lado, si la recojo podría encontrar a su dueño.
Se agachó y la tomó del suelo. Era una moneda muy bonita y rara. No era como las monedas con la que normalmente compraba dulces en la tienda cuando iba de compras con mamá. Y tenía en sus lados una inscripción que decía en un extraño lenguaje “VALORUM DOBLORUM”. Ella no tenía idea de lo que aquellas extrañas palabras significaban.
Poco a poco, paso a paso, llegó a su casa.

-¡Hola mamá!

-¡Hola Carmen! – y al tiempo que abrazaba a su niña le preguntaba- ¿cómo te fue hoy en la escuela?

-Muy bien mamá. La señorita Emilia la Cariñosa nos contó una historia de una hormiga sorda que dirigía una banda musical en la selva, elefantes, rinocerontes, monos, grillos y todo tipo de animal.

-¡Que interesante! ¿Algo más?

-Si, de regreso a casa me encontré algo a la orilla del camino. Yo sé que tú me has dicho que no agarre cosas que no son mías, pero yo al no ver a nadie por allí, pensé que podría ayudar a conseguir a su dueño.

-¿Si? ¿Y cómo lo vas a hacer?

-Yo le voy a llevar la moneda a nuestro vecino, La Pulga Siniestra, estoy segura que él hallará a su dueño.

-Bueno, ve a su casa y no tardes mucho.

Carmen dio un beso a su mamá y salió a la casa de al lado. Cuando iba a tocar la puerta escuchó la voz de La Pulga Siniestra que decía:

-Pasa Carmen la puerta está abierta.

¿Cómo lo hacía?, ni siquiera llegó a tocar la puerta. Era evidente que La Pulga Siniestra tenía un sexto sentido para percibir las visitas.

-¿Qué traes para mí?

¿Cómo lo hace? Parecía que leía el pensamiento de Carmen.

-Hoy viniendo de la escuela encontré a la orilla del camino esta moneda. Busqué en el horizonte a ver si alguien estaba cerca porque seguramente sería su dueño y no vi a nadie. Tiene una extraña inscripción: “VALORUM DOBLORUM”.

Instantáneamente La Pulga Siniestra dejó el experimento con sustancias engomadas que estaba haciendo y se acercó con lupa en mano hacia la moneda.

-¡Caramba! Es un “DOBLORUM VALORUM”, nunca había visto uno pero he oído hablar de él en los círculos herméticos de los buscadores de tesoros.

-¿Sabes quién podría ser su dueño?

-Dicen que hace muchos años un galeón que traía oro de Japonilandia se hundió luego de una fuerte tormenta en el mar de la calma y que trajo un cofre lleno de esas monedas especiales.

-¿Especiales?

-Si, son muy especiales pues, cuando compras algo siempre te dan el doble de lo que adquiriste.

-Pero ¿Quién es su dueño? ¿Cómo llegó a la orilla del camino?

-A ver, a ver…

La pulga Siniestra se acercó aún más con su potente lupa y de pronto…

-¡Aja! Ya sé como llegó hasta allá. Aquí hay una marca en la moneda que solo puede ser echa por el pico de un alcatraz mollejón. Seguramente la corriente marina llevó el tesoro a alguna isla del mar de la calma y el alcatraz confundiendo la moneda con un pez dorado de las profundidades superficiales lo comió. Luego emprendió vuelo hacia el norte y al conseguirse con vientos de cola se desvió  dos grados a babor y pasando justo por el camino de la escuela hacia tu casa, la moneda se cayó del pico y tú la encontraste.

-¿Y cómo consigo al alcatraz mollejón para darle su moneda?

-¡Imposible!, una vez que el alcatraz emigra lo hace solo para ir al país de nunca jamás. Me temo que la moneda es tuya.
-¿Mía?

-Si, tú eres su dueña.

-Bien, voy a contarle a mamá. Gracias Pulga Siniestra.

-Adiós Carmen. Por favor no cierres la puerta que Don Ruperto está en la esquina y viene para acá.

Carmen salió de la casa, miró hacia todos lados pero no vio a nadie, sin embargo, no cerró la puerta como dijo La Pulga Siniestra. Se fue a su casa y cuando iba a entrar miró hacia atrás y Don Ruperto venía doblando la esquina hacia la casa de La Pulga Siniestra.

-¿Cómo lo hace?

-¡Hola Carmen! ¿Qué te dijo nuestro vecino?

Carmen le contó a su mamá todo lo que le había dicho La Pulga Siniestra…

-Bueno, pero piensa bien cuando vayas a utilizarla para que en verdad saques el mejor provecho de esa moneda.

-Si mami.

Por aquellos días había una feria en la comarca y Carmen pidió permiso a su mamá y a su papá para ir a los juegos y utilizar su moneda. Sus padres le dieron permiso y Carmen se fue muy contenta.
Al llegar a la feria miró la enorme noria dando vueltas y pensó: “Si compro un pase me darán dos y luego no podré regresar a casa por lo mareada que estaré”. Luego vio aquellos extraordinarios carritos chocones y pensó: “Me darán dos pases y regresaré a casa llena de moretones”. Luego vio aquellos sabrosísimos dulces de algodón de azúcar y pensó: “Si pido uno, me darán dos y mi barriguita me dolerá mucho tiempo”. Luego se sentó a mirar a la gente como se divertía y mientras lo hacía observó a un niño buscado en un bote de basura…

-¿Qué haces?

-Busco algo para comer. A veces la gente no se come todo y echan lo que sobra aquí y yo lo recojo. Parte me la como y parte la llevo a mi casa para darle a mi abuelo que está ya muy mayor.

Carmen sin dudarlo metió la mano en su bolsillo y le dio la moneda al muchacho a la vez que le hablaba de las cualidades de la moneda.
El niño se puso feliz, le dio las gracias a Carmen y se fue corriendo a comprar comida para su abuelito y para él. Luego, Carmen se fue a su casa…

-¿Te divertiste Carmen?

-Si mamá.

-Espero que no hayas comido en exceso.

-No papá.

-Bueno Carmen, es hora de dormir, mañana hay colegio y hay que madrugar.

-¡Buenas noches mamá, buenas noches papá!

-¡Buenas noches!

A la mañana siguiente Carmen iba caminando hacia su escuela pensando en el niño de la feria y en su abuelito. De repente, como por encanto, estaban allí dos monedas de “VALORUM DOBLORUM” y exclamó:

-¡Es cierto! ¡Es cierto! ¡La Pulga Siniestra tenía razón! Esta moneda siempre da el doble. Miró al cielo pero no vio nada, sin embargo escuchó a lo lejos el graznido de un alcatraz.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado. Pasó por un zapatito roto y la próxima semana te cuento otro.

Recuerda: “Todos los niños son buenos y siempre pueden recibir el doble de lo que dan”